martes, 27 de mayo de 2008

Comentarii Rerum Gestarum De Bello Gallico, C.I . Caesar.

LA GUERRA DE LAS GALIAS

COMMENTARIORVM DE BELLO GALLICO
LIBER PRIMVS
I. La Galia está dividida en tres partes: una que habitan los belgas, otra los aquitanos, la tercera los que en su lengua se llaman celtas y en la nuestra galos. Todos estos se diferencian entre sí en lenguaje, costumbres y leyes. A los galos separa de los aquitanos el río Carona, de los belgas el Marne y Sena. Los más valientes de todos son los belgas, porque viven muy remotos del fausto y delicadeza de nuestra provincia; y rarísima vez llegan allá los mercaderes con cosas a propósito para enflaquecer los bríos; y por estar vecinos a los germanos, que moran a la otra parte del Rin, con quienes traen continua guerra. Ésta es también la causa porque los helvecios se aventajan en valor a los otros galos, pues casi todos los días vienen a las manos con los germanos, ya cubriendo sus propias fronteras, ya invadiendo las ajenas. La parte que hemos dicho ocupan los galos comienza del río Ródano, confina con el Carona, el Océano y el país de los belgas; por el de los secuanos y helvecios toca en el Rin, inclinándose al Norte. Los belgas toman su principio de los últimos límites de la Galia, dilatándose hasta el Bajo Rin, mirando al Septentrión y al Oriente. La Aquitania entre Poniente y Norte por el río Carona se extiende hasta los montes Pirineos, y aquella parte del Océano que baña a España.
[1] Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquitani, tertiam qui ipsorum lingua Celtae, nostra Galli appellantur. Hi omnes lingua, institutis, legibus inter se differunt. Gallos ab Aquitanis Garumna flumen, a Belgis Matrona et Sequana dividit. Horum omnium fortissimi sunt Belgae, propterea quod a cultu atque humanitate provinciae longissime absunt, minimeque ad eos mercatores saepe commeant atque ea quae ad effeminandos animos pertinent important, proximique sunt Germanis, qui trans Rhenum incolunt, quibuscum continenter bellum gerunt. Qua de causa Helvetii quoque reliquos Gallos virtute praecedunt, quod fere cotidianis proeliis cum Germanis contendunt, cum aut suis finibus eos prohibent aut ipsi in eorum finibus bellum gerunt. Eorum una, pars, quam Gallos obtinere dictum est, initium capit a flumine Rhodano, continetur Garumna flumine, Oceano, finibus Belgarum, attingit etiam ab Sequanis et Helvetiis flumen Rhenum, vergit ad septentriones. Belgae ab extremis Galliae finibus oriuntur, pertinent ad inferiorem partem fluminis Rheni, spectant in septentrionem et orientem solem. Aquitania a Garumna flumine ad Pyrenaeos montes et eam partem Oceani quae est ad Hispaniam pertinet; spectat inter occasum solis et septentriones.
II. Entre los helvecios fue sin disputa el más noble y el más rico Orgetórige. Éste, siendo cónsules4 Marco Mésala y Marco Pisón, llevado de la ambición de reinar, ganó a la nobleza y persuadió al pueblo «a salir de su patria con todo lo que tenían; diciendo que les era muy fácil, por la ventaja que hacían a todos en fuerzas, señorearse de toda la Galia». Poco le costó persuadírselo, porque los helvecios, por su situación, están cerrados por todas partes; de una por el Rin, río muy ancho y muy profundo, que divide el país Helvético de la Germania; de otra por el altísimo monte Jura, que lo separa de los secuanos; de la tercera por el lago Lemán y el Ródano, que parte términos entre nuestra provincia y los helvecios. Por cuya causa tenían menos libertad de hacer correrías, y menos comodidad para mover guerra contra sus vecinos; cosa de gran pena para gente tan belicosa. Demás que para tanto número de habitantes, para la reputación de sus hazañas militares y valor, les parecía término estrecho el de doscientas cuarenta millas de largo, con ciento ochenta de ancho.
[2] Apud Helvetios longe nobilissimus fuit et ditissimus Orgetorix. Is M. Messala, [et P.] M. Pisone consulibus regni cupiditate inductus coniurationem nobilitatis fecit et civitati persuasit ut de finibus suis cum omnibus copiis exirent: perfacile esse, cum virtute omnibus praestarent, totius Galliae imperio potiri. Id hoc facilius iis persuasit, quod undique loci natura Helvetii continentur: una ex parte flumine Rheno latissimo atque altissimo, qui agrum Helvetium a Germanis dividit; altera ex parte monte Iura altissimo, qui est inter Sequanos et Helvetios; tertia lacu Lemanno et flumine Rhodano, qui provinciam nostram ab Helvetiis dividit. His rebus fiebat ut et minus late vagarentur et minus facile finitimis bellum inferre possent; qua ex parte homines bellandi cupidi magno dolore adficiebantur. Pro multitudine autem hominum et pro gloria belli atque fortitudinis angustos se fines habere arbitrabantur, qui in longitudinem milia passuum CCXL, in latitudinem CLXXX patebant.
III. En fuerza de estos motivos y del crédito de Orgetórige, se concertaron de apercibir todo lo necesario para la expedición, comprando acémilas y carros cuantos se hallasen, haciendo sementeras copiosísimas a trueque de estar bien provistos de trigo en el viaje, asentando paz y alianza con los pueblos comarcanos. A fin de efectuarlo, pareciéndoles que para todo esto bastaría el espacio de dos años, fijaron el tercero con decreto en fuerza de ley por plazo de su partida. Para el manejo de todo este negocio eligen a Orgetórige, quien tomó a su cuenta los tratados con las otras naciones; y de camino persuade a Castice, secuano, hijo de Catamantáledes (rey que había sido muchos años de los secuanos, y honrado por el Senado y Pueblo Romanos con el título de amigo) que ocupase el trono en que antes había estado su padre: lo mismo persuade a Dumnórige eduo, hermano de Diviciaco (que a la sazón era la primera persona de su patria, muy bienquisto del pueblo) y le casa con una hija suya. «Representábales llana empresa, puesto que, habiendo él de obtener el mando de los helvecios, y siendo éstos sin duda los más poderosos de toda la Galia, con sus fuerzas y ejército los aseguraría en la posesión de los reinos. » Convencidos del discurso, se juramentan entre sí, esperando que, afianzada su soberanía y unidas tres naciones poderosísimas y fortísimas, podrían apoderarse de toda la Galia.
[3] His rebus adducti et auctoritate Orgetorigis permoti constituerunt ea quae ad proficiscendum pertinerent comparare, iumentorum et carrorum quam maximum numerum coemere, sementes quam maximas facere, ut in itinere copia frumenti suppeteret, cum proximis civitatibus pacem et amicitiam confirmare. Ad eas res conficiendas biennium sibi satis esse duxerunt; in tertium annum profectionem lege confirmant. Ad eas res conficiendas Orgetorix deligitur. Is sibi legationem ad civitates suscipit. In eo itinere persuadet Castico, Catamantaloedis filio, Sequano, cuius pater regnum in Sequanis multos annos obtinuerat et a senatu populi Romani amicus appellatus erat, ut regnum in civitate sua occuparet, quod pater ante habuerit; itemque Dumnorigi Haeduo, fratri Diviciaci, qui eo tempore principatum in civitate obtinebat ac maxime plebi acceptus erat, ut idem conaretur persuadet eique filiam suam in matrimonium dat. Perfacile factu esse illis probat conata perficere, propterea quod ipse suae civitatis imperium obtenturus esset: non esse dubium quin totius Galliae plurimum Helvetii possent; se suis copiis suoque exercitu illis regna conciliaturum confirmat. Hac oratione adducti inter se fidem et ius iurandum dant et regno occupato per tres potentissimos ac firmissimos populos totius Galliae sese potiri posse sperant.
IV. Luego que los helvecios tuvieron por algunos indicios noticia de la trama, obligaron a Orgetórige a que diese sus descargos, aprisionado5 según estilo. Una vez condenado, sin remedio había de ser quemado vivo. Aplazado el día de la citación, Orgetórige compareció en juicio, acompañado de toda su familia, que acudió de todas partes a su llamamiento en número de diez mil personas6, juntamente con todos sus dependientes y adeudados, que no eran pocos, consiguiendo, con su intervención, substraerse al proceso. Mientras el pueblo irritado de tal tropelía trataba de mantener con las armas su derecho y los magistrados juntaban las milicias de las aldeas, vino a morir Orgetórige, no sin sospecha en opinión de los helvecios, de que se dio él a sí mismo la muerte.
[4] Ea res est Helvetiis per indicium enuntiata. Moribus suis Orgetoricem ex vinculis causam dicere coegerunt; damnatum poenam sequi oportebat, ut igni cremaretur. Die constituta causae dictionis Orgetorix ad iudicium omnem suam familiam, ad hominum milia decem, undique coegit, et omnes clientes obaeratosque suos, quorum magnum numerum habebat, eodem conduxit; per eos ne causam diceret se eripuit. Cum civitas ob eam rem incitata armis ius suum exequi conaretur multitudinemque hominum ex agris magistratus cogerent, Orgetorix mortuus est; neque abest suspicio, ut Helvetii arbitrantur, quin ipse sibi mortem consciverit.
V. No por eso dejaron ellos de llevar adelante la resolución concertada de salir de su comarca. Cuando les pareció estar ya todo a punto, ponen fuego a todas sus ciudades, que eran doce, y a cuatrocientas aldeas con los demás caseríos; queman todo el grano, salvo el que podían llevar consigo, para que perdida la esperanza de volver a su patria, estuviesen más prontos a todos los trances. Mandan que cada cual se provea de harina8 para tres meses. Inducen a sus rayanos los rauracos, tulingos, latobrigos a que sigan su ejemplo y, quemando las poblaciones, se pongan en marcha con ellos, y a los boyos, que, establecidos a la otra parte del Rin, y adelantándose hasta el país de los noricos, tenían sitiada su capital, empeñándolos en la facción, los reciben por compañeros.
[5] Post eius mortem nihilo minus Helvetii id quod constituerant facere conantur, ut e finibus suis exeant. Ubi iam se ad eam rem paratos esse arbitrati sunt, oppida sua omnia, numero ad duodecim, vicos ad quadringentos, reliqua privata aedificia incendunt; frumentum omne, praeter quod secum portaturi erant, comburunt, ut domum reditionis spe sublata paratiores ad omnia pericula subeunda essent; trium mensum molita cibaria sibi quemque domo efferre iubent. Persuadent Rauracis et Tulingis et Latobrigis finitimis, uti eodem usi consilio oppidis suis vicisque exustis una cum iis proficiscantur, Boiosque, qui trans Rhenum incoluerant et in agrum Noricum transierant Noreiamque oppugnabant, receptos ad se socios sibi adsciscunt.
VI. Sólo por dos caminos podían salir de su tierra: uno por los secuanos, estrecho y escabroso entre el Jura y el Ródano, por donde apenas podía pasar un carro y señoreado de una elevadísima cordillera, de la cual muy pocos podían embarazar el paso; el otro por nuestra provincia, más llano y ancho, a causa de que, corriendo el Ródano entre los helvecios y alóbroges,con quien poco antes se habían hecho paces, por algunas partes es vadeable. Junto a la raya de los helvecios está Ginebra, última ciudad de los alóbroges, donde hay un puente que remata en tierra de los helvecios. Daban por hecho que, o ganarían a los alóbroges, por parecerles no del todo sincera su reconciliación con los romanos, o los obligarían por fuerza a franquearles el paso. Aparejado todo para la marcha, señalan el día fijo en que todos se debían congregar a las riberas del Ródano. Era éste el 28 de marzo en el consulado de Lucio Pisón y Aulo Gabinio.
[6] Erant omnino itinera duo, quibus itineribus domo exire possent: unum per Sequanos, angustum et difficile, inter montem Iuram et flumen Rhodanum, vix qua singuli carri ducerentur, mons autem altissimus impendebat, ut facile perpauci prohibere possent; alterum per provinciam nostram, multo facilius atque expeditius, propterea quod inter fines Helvetiorum et Allobrogum, qui nuper pacati erant, Rhodanus fluit isque non nullis locis vado transitur. Extremum oppidum Allobrogum est proximumque Helvetiorum finibus Genava. Ex eo oppido pons ad Helvetios pertinet. Allobrogibus sese vel persuasuros, quod nondum bono animo in populum Romanum viderentur, existimabant vel vi coacturos ut per suos fines eos ire paterentur. Omnibus rebus ad profectionem comparatis diem dicunt, qua die ad ripam Rhodani omnes conveniant. Is dies erat a. d. V. Kal. Apr. L. Pisone, A. Gabinio consulibus.
VII Informado César de que pretendían hacer su marcha por nuestra provincia, parte aceleradamente de Roma; y encaminándose a marchas forzadas a la Galia Ulterior, se planta en Ginebra. Da luego orden a toda la provincia de aprestarle el mayor número posible de milicias, pues no había en la Galia Ulterior sino una legión sola. Manda cortar el puente de junto a Ginebra. Cuando los helvecios supieron su venida, despáchanle al punto embajadores de la gente más distinguida de su nación, cuya voz llevaban Numeyo y Verodocio, para proponerle que ya que su intención era pasar por la provincia sin agravio de nadie, por no haber otro camino, que le pedían lo llevase a bien. César no lo juzgaba conveniente, acordándose del atentado de los helvecios cuando mataron al cónsul Lucio Casio, derrotaron su ejército y lo hicieron pasar bajo el yugo; ni creía que hombres de tan mal corazón, dándoles paso franco por la provincia, se contuviesen de hacer mal y daño. Sin embargo, por dar lugar a que se juntasen las milicias provinciales, respondió a los enviados: «que tomaría tiempo para pensarlo; que si gustaban, volviesen por la respuesta en 13 de abril».
[7] Caesari cum id nuntiatum esset, eos per provinciam nostram iter facere conari, maturat ab urbe proficisci et quam maximis potest itineribus in Galliam ulteriorem contendit et ad Genavam pervenit. Provinciae toti quam maximum potest militum numerum imperat (erat omnino in Gallia ulteriore legio una), pontem, qui erat ad Genavam, iubet rescindi. Ubi de eius adventu Helvetii certiores facti sunt, legatos ad eum mittunt nobilissimos civitatis, cuius legationis Nammeius et Verucloetius principem locum obtinebant, qui dicerent sibi esse in animo sine ullo maleficio iter per provinciam facere, propterea quod aliud iter haberent nullum: rogare ut eius voluntate id sibi facere liceat. Caesar, quod memoria tenebat L. Cassium consulem occisum exercitumque eius ab Helvetiis pulsum et sub iugum missum, concedendum non putabat; neque homines inimico animo, data facultate per provinciam itineris faciundi, temperaturos ab iniuria et maleficio existimabat. Tamen, ut spatium intercedere posset dum milites quos imperaverat convenirent, legatis respondit diem se ad deliberandum sumpturum: si quid vellent, ad Id. April. reverterentur.
VIII. Entre tanto, con la legión que tenía consigo y con los soldados que llegaban de la provincia desde el lago Lemán, que se ceba del Ródano hasta el Jura, que separa los secuanos de los helvecios, tira un vallado a manera de muro de diecinueve millas en largo, dieciséis pies en alto, y su foso correspondiente; pone guardias de trecho en trecho, y guarnece los cubos para rechazar más fácilmente a los enemigos, caso que por fuerza intentasen el tránsito. Llegado el plazo señalado a los embajadores, y presentados éstos, responde: «que, según costumbre y práctica del Pueblo Romano, él a nadie puede permitir el paso por la provincia; que si ellos presumen abrírselo por sí, protesta oponerse». Los helvecios, viendo frustrada su pretensión, parte en barcas y muchas balsas que formaron, parte tentando vadear el Ródano por donde corría más somero, unas veces de día y las más de noche, forcejando por romper adelante, siempre rebatidos por la fortificación y vigorosa resistencia de la tropa, hubieron de cejar al cabo.
[8] Interea ea legione quam secum habebat militibusque, qui ex provincia convenerant, a lacu Lemanno, qui in flumen Rhodanum influit, ad montem Iuram, qui fines Sequanorum ab Helvetiis dividit, milia passuum XVIIII murum in altitudinem pedum sedecim fossamque perducit. Eo opere perfecto praesidia disponit, castella communit, quo facilius, si se invito transire conentur, prohibere possit. Ubi ea dies quam constituerat cum legatis venit et legati ad eum reverterunt, negat se more et exemplo populi Romani posse iter ulli per provinciam dare et, si vim facere conentur, prohibiturum ostendit. Helvetii ea spe deiecti navibus iunctis ratibusque compluribus factis, alii vadis Rhodani, qua minima altitudo fluminis erat, non numquam interdiu, saepius noctu si perrumpere possent conati, operis munitione et militum concursu et telis repulsi, hoc conatu destiterunt.
IX. Quedábales sólo el camino por los secuanos; mas sin el consentimiento de éstos era imposible atravesarlo, siendo tan angosto. Como no pudiesen ganarlos por sí, envían legados al eduo Dumnórige para recabar por su intercesión el beneplácito de los secuanos, con quienes podía él mucho y los tenía obligados con sus liberalidades; y era también afecto a los helvecios, por estar casado con mujer de su país, hija de Orgetórige; y al paso que por la ambición de reinar intentaba novedades, procuraba con beneficios granjearse las voluntades de cuantos pueblos podía. Toma, pues, a su cargo el negocio y logra que los secuanos dejen el paso libre a los helvecios por sus tierras, dando y recibiendo rehenes en seguridad de que los secuanos no embarazarán la marcha, y de que los helvecios la ejecutarán sin causar daño ni mal alguno.
[9] Relinquebatur una per Sequanos via, qua Sequanis invitis propter angustias ire non poterant. His cum sua sponte persuadere non possent, legatos ad Dumnorigem Haeduum mittunt, ut eo deprecatore a Sequanis impetrarent. Dumnorix gratia et largitione apud Sequanos plurimum poterat et Helvetiis erat amicus, quod ex ea civitate Orgetorigis filiam in matrimonium duxerat, et cupiditate regni adductus novis rebus studebat et quam plurimas civitates suo beneficio habere obstrictas volebat. Itaque rem suscipit et a Sequanis impetrat ut per fines suos Helvetios ire patiantur, obsidesque uti inter sese dent perficit: Sequani, ne itinere Helvetios prohibeant, Helvetii, ut sine maleficio et iniuria transeant.
X. Avisan a César que los helvecios están resueltos a marchar por el país de los secuanos y eduos hacia el de los santones,13 poco distantes de los tolosanos, que caen dentro de nuestra jurisdicción.14 Si tal sucediese, echaba de ver el gran riesgo de la provincia con la vecindad de hombres tan feroces y enemigos del Pueblo Romano en aquellas regiones abiertas y sumamente fértiles. Por estos motivos, dejando el gobierno de las fortificaciones hechas a su legado Tito Labieno, él mismo en persona a grandes jornadas vuelve a Italia, donde alista dos legiones; saca de los cuarteles otras tres que invernaban en los contornos de Aquileia, y con todas cinco, atravesando los Alpes por el camino más corto, marcha en diligencia hacia la Galia Ulterior. Opónense al paso del ejército los centrones, gravocelos y caturiges,ocupando las alturas; rebatidos todos en varios reencuentros, desde Ocelo, último lugar de la Galia Cisalpina, en siete días se puso en los voconcios, territorio de la Transalpina; desde allí conduce su ejército a los alóbroges; de los alóbroges a los segusianos, que son los primeros del Ródano para allá fuera de la provincia.
[10] Caesari renuntiatur Helvetiis esse in animo per agrum Sequanorum et Haeduorum iter in Santonum fines facere, qui non longe a Tolosatium finibus absunt, quae civitas est in provincia. Id si fieret, intellegebat magno cum periculo provinciae futurum ut homines bellicosos, populi Romani inimicos, locis patentibus maximeque frumentariis finitimos haberet. Ob eas causas ei munitioni quam fecerat T. Labienum legatum praeficit; ipse in Italiam magnis itineribus contendit duasque ibi legiones conscribit et tres, quae circum Aquileiam hiemabant, ex hibernis educit et, qua proximum iter in ulteriorem Galliam per Alpes erat, cum his quinque legionibus ire contendit. Ibi Ceutrones et Graioceli et Caturiges locis superioribus occupatis itinere exercitum prohibere conantur. Compluribus his proeliis pulsis ab Ocelo, quod est oppidum citerioris provinciae extremum, in fines Vocontiorum ulterioris provinciae die septimo pervenit; inde in Allobrogum fines, ab Allobrogibus in Segusiavos exercitum ducit. Hi sunt extra provinciam trans Rhodanum primi.
XI. Ya los helvecios, transportadas sus tropas por los desfiladeros y confines de los secuanos, habían penetrado por el país de los eduos, y le corrían. Los eduos, no pudiendo defenderse de la violencia, envían a pedir socorro a César, representándole: «haber sido siempre tan leales al Pueblo Romano, que no debiera sufrirse que casi a vista de nuestro ejército sus labranzas fuesen destruidas, cautivados sus hijos y sus pueblos asolados». Al mismo tiempo que los eduos, sus aliados y parientes los ambarros dan parte a César cómo arrasadas ya sus heredades, a duras penas defienden los lugares del furor enemigo; igualmente los alóbroges, que tenían haciendas y granjas al otro lado del Ródano, van a ampararse de César diciendo que nada les queda de lo suyo sino el suelo desnudo de sus campos y heredades. César, en vista de tantos desafueros, no quiso aguardar a que los helvecios, después de una desolación general de los países aliados, llegasen sin contraste a los santones.
[11] Helvetii iam per angustias et fines Sequanorum suas copias traduxerant et in Haeduorum fines pervenerant eorumque agros populabantur. Haedui, cum se suaque ab iis defendere non possent, legatos ad Caesarem mittunt rogatum auxilium: ita se omni tempore de populo Romano meritos esse ut paene in conspectu exercitus nostri agri vastari, liberi [eorum] in servitutem abduci, oppida expugnari non debuerint. Eodem tempore quo Haedui Ambarri, necessarii et consanguinei Haeduorum, Caesarem certiorem faciunt sese depopulatis agris non facile ab oppidis vim hostium prohibere. Item Allobroges, qui trans Rhodanum vicos possessionesque habebant, fuga se ad Caesarem recipiunt et demonstrant sibi praeter agri solum nihil esse reliqui. Quibus rebus adductus Caesar non expectandum sibi statuit dum, omnibus, fortunis sociorum consumptis, in Santonos Helvetii pervenirent.
XII. Habían llegado los helvecios al río Arar, el cual desagua en el Ródano, corriendo por tierras de los eduos y secuanos tan mansamente, que no pueden discernir los ojos hacia qué parte corre, y lo iban pasando en balsas y barcones. Mas informado César por sus espías que los helvecios habían ya pasado tres partes de sus tropas al otro lado del río, quedando de éste la cuarta sola, sobre la medianoche moviendo con tres legiones, alcanzó aquel trozo, que aún estaba por pasar el río, y acometiéndolos en el mayor calor de esta maniobra, deshizo una gran parte de ellos; los demás echaron a huir, escondiéndose dentro de los bosques cercanos. Éste era el cantón Tigurino, uno de los cuatro en que está dividida toda la Helvecia, y aquel mismo que, habiendo salido solo de su tierra en tiempo de nuestros padres, mató al cónsul Lucio Casio y sujetó su ejército a la ignominia del yugo. Así, o por acaso o por acuerdo de los dioses inmortales, la parte del cuerpo helvético que tanto mal hizo al Pueblo Romano, ésa fue la primera que pagó la pena; con la cual vengó César las injurias no sólo de la República, sino también las suyas propias; pues los tigurinos habían muerto al legado Lucio Pisón, abuelo de su suegro, del propio nombre, en la misma batalla en que mataron a Casio.
[12] Flumen est Arar, quod per fines Haeduorum et Sequanorum in Rhodanum influit, incredibili lenitate, ita ut oculis in utram partem fluat iudicari non possit. Id Helvetii ratibus ac lintribus iunctis transibant. Ubi per exploratores Caesar certior factus est tres iam partes copiarum Helvetios id flumen traduxisse, quartam vero partem citra flumen Ararim reliquam esse, de tertia vigilia cum legionibus tribus e castris profectus ad eam partem pervenit quae nondum flumen transierat. Eos impeditos et inopinantes adgressus magnam partem eorum concidit; reliqui sese fugae mandarunt atque in proximas silvas abdiderunt. Is pagus appellabatur Tigurinus; nam omnis civitas Helvetia in quattuor pagos divisa est. Hic pagus unus, cum domo exisset, patrum nostrorum memoria L. Cassium consulem interfecerat et eius exercitum sub iugum miserat. Ita sive casu sive consilio deorum immortalium quae pars civitatis Helvetiae insignem calamitatem populo Romano intulerat, ea princeps poenam persolvit. Qua in re Caesar non solum publicas, sed etiam privatas iniurias ultus est, quod eius soceri L. Pisonis avum, L. Pisonem legatum, Tigurini eodem proelio quo Cassium interfecerant.
XIII. Después de esta acción, a fin de poder dar alcance a las demás tropas enemigas, dispone echar un puente sobre el Arar, y por él conduce su ejército a la otra parte. Los helvecios, espantados de su repentino arribo, viendo ejecutado por él en un día el pasaje del río, que apenas y con sumo trabajo pudieron ellos en veinte, despáchanle una embajada, y por jefe de ella a Divicón, que acaudilló a los helvecios en la guerra contra Casio; y habló a César en esta sustancia: «que si el Pueblo Romano hacía paz con los helvecios, estaban ellos prontos a ir y morar donde César lo mandase y tuviese por conveniente; mas si persistía en hacerles guerra, se acordase de la rota del ejército romano y del valor de los helvecios. Que la sorpresa de un cantón sólo en sazón que los otros de la orilla opuesta no podían socorrerle, ni era motivo para presumir de su propia valentía, ni para menospreciarlos a ellos; que tenían por máxima recibida de padre a hijos confiar en los combates más de la fortaleza propia que no de ardides y estratagemas. Por tanto, no diese lugar a que el sitio donde se hallaba se hiciese famoso por una calamidad del Pueblo Romano, y testificase a la posteridad la derrota de su ejército».
[13] Hoc proelio facto, reliquas copias Helvetiorum ut consequi posset, pontem in Arari faciendum curat atque ita exercitum traducit. Helvetii repentino eius adventu commoti cum id quod ipsi diebus XX aegerrime confecerant, ut flumen transirent, illum uno die fecisse intellegerent, legatos ad eum mittunt; cuius legationis Divico princeps fuit, qui bello Cassiano dux Helvetiorum fuerat. Is ita cum Caesare egit: si pacem populus Romanus cum Helvetiis faceret, in eam partem ituros atque ibi futuros Helvetios ubi eos Caesar constituisset atque esse voluisset; sin bello persequi perseveraret, reminisceretur et veteris incommodi populi Romani et pristinae virtutis Helvetiorum. Quod improviso unum pagum adortus esset, cum ii qui flumen transissent suis auxilium ferre non possent, ne ob eam rem aut suae magnopere virtuti tribueret aut ipsos despiceret. Se ita a patribus maioribusque suis didicisse, ut magis virtute contenderent quam dolo aut insidiis niterentur. Quare ne committeret ut is locus ubi constitissent ex calamitate populi Romani et internecione exercitus nomen caperet aut memoriam proderet.
XIV. A estas razones respondió César: «que tenía muy presente cuanto decían los embajadores helvecios; y que por lo mismo hallaba menos motivos para vacilar en su resolución; los hallaba sí grandes de sentimiento, y tanto mayor, cuanto menos se lo había merecido el Pueblo Romano, quien, si se creyera culpado, hubiera fácilmente evitado el golpe; pero fue lastimosamente engañado, por estar cierto de no haber cometido cosa de qué temer, y pensar que no debía recelarse sin causa. Y cuando quisiese olvidar el antiguo desacato, ¿cómo era posible borrar la memoria de las presentes injurias, cuales eran haber intentado el paso de la provincia mal de su grado, y las vejaciones hechas a los eduos, a los ambarros, a los alóbroges? Que tanta insolencia en gloriarse de su victoria, y el extrañar que por tanto tiempo se tolerasen sin castigo sus atentados, dimanaba de un mismo principio; pues que suelen los dioses inmortales, cuando quieren descargar su ira sobre los hombres en venganza de sus maldades concederles tal vez prosperidad con impunidad más prolongada, para que después les cause mayor tormento el trastorno de su fortuna. Con todo esto, hará paz con ellos, si le aseguran con rehenes que cumplirán lo prometido, y si reparan los daños hechos a los eduos, a sus aliados y a los alóbroges». Respondió Divicón: «que de sus mayores habían los helvecios aprendido la costumbre de recibir rehenes, no de darlos; de que los romanos eran testigos». Dicho esto, se despidió.
[14] His Caesar ita respondit: eo sibi minus dubitationis dari, quod eas res quas legati Helvetii commemorassent memoria teneret, atque eo gravius ferre quo minus merito populi Romani accidissent; qui si alicuius iniuriae sibi conscius fuisset, non fuisse difficile cavere; sed eo deceptum, quod neque commissum a se intellegeret quare timeret neque sine causa timendum putaret. Quod si veteris contumeliae oblivisci vellet, num etiam recentium iniuriarum, quod eo invito iter per provinciam per vim temptassent, quod Haeduos, quod Ambarros, quod Allobrogas vexassent, memoriam deponere posse? Quod sua victoria tam insolenter gloriarentur quodque tam diu se impune iniurias tulisse admirarentur, eodem pertinere. Consuesse enim deos immortales, quo gravius homines ex commutatione rerum doleant, quos pro scelere eorum ulcisci velint, his secundiores interdum res et diuturniorem impunitatem concedere. Cum ea ita sint, tamen, si obsides ab iis sibi dentur, uti ea quae polliceantur facturos intellegat, et si Haeduis de iniuriis quas ipsis sociisque eorum intulerint, item si Allobrogibus satis faciunt, sese cum iis pacem esse facturum. Divico respondit: ita Helvetios a maioribus suis institutos esse uti obsides accipere, non dare, consuerint; eius rem populum Romanum esse testem. Hoc responso dato discessit.
XV. Al día siguiente alzan los reales de aquel puesto. Hace lo propio César; enviando delante la caballería compuesta de cuatro mil hombres que había juntado en toda la provincia, en los eduos, y los confederados de éstos, para que observasen hacia dónde marchaban los enemigos. Más como diesen tras ellos con demasiado ardimiento, vienen a trabarse en un mal paso con la caballería de los helvecios, y mueren algunos de los nuestros. Engreídos ellos con esta ventaja, pues con quinientos caballos habían hecho retroceder a cuatro mil, empezaron a esperar a los nuestros con mayor osadía, y a provocarlos a combate vuelta de frente la retaguardia. César reprimía el ardor de los suyos, contentándose por entonces con estorbar al enemigo los robos, forrajes y talas. De este modo anduvieron cerca de quince días, no distando su retaguardia de la vanguardia nuestra más de cinco a seis millas.
[15] Postero die castra ex eo loco movent. Idem facit Caesar equitatumque omnem, ad numerum quattuor milium, quem ex omni provincia et Haeduis atque eorum sociis coactum habebat, praemittit, qui videant quas in partes hostes iter faciant. Qui cupidius novissimum agmen insecuti alieno loco cum equitatu Helvetiorum proelium committunt; et pauci de nostris cadunt. Quo proelio sublati Helvetii, quod quingentis equitibus tantam multitudinem equitum propulerant, audacius subsistere non numquam et novissimo agmine proelio nostros lacessere coeperunt. Caesar suos a proelio continebat, ac satis habebat in praesentia hostem rapinis, pabulationibus populationibusque prohibere. Ita dies circiter XV iter fecerunt uti inter novissimum hostium agmen et nostrum primum non amplius quinis aut senis milibus passuum interesset.
XVI. Mientras tanto instaba César todos los días a los eduos por el trigo que por acuerdo de la República le tenían ofrecido; y es que, a causa de los fríos de aquel clima, que, como antes se dijo, es muy septentrional, no sólo no estaba sazonado, pero ni aun alcanzaba el forraje; y no podía tampoco servirse del trigo conducido en barcas por el Arar, porque los helvecios se habían desviado de este río, y él no quería perderlos de vista. Dábanle largas los eduos con decir que lo estaban acopiando, que ya venía en camino, que luego llegaba. Advirtiendo él que era entretenerlo no más, y que apuraba el plazo en que debía repartir las raciones de pan a los soldados, habiendo convocado a los principales de la nación, muchos de los cuales militaban en su campo, y también a Diviciaco y Lisco, que tenían el supremo magistrado (que los eduos llaman Vergobreto, y es anual con derecho sobre la vida y muerte de sus nacionales) quéjase de ellos agriamente, porque no pudiendo haber trigo por compra ni cosecha, en tiempo de tanta necesidad, y con los enemigos a la vista, no cuidaban de remediarle; que habiendo él emprendido aquella guerra obligado en parte de sus ruegos, todavía sentía más el verse así abandonado.
[16] Interim cotidie Caesar Haeduos frumentum, quod essent publice polliciti, flagitare. Nam propter frigora [quod Gallia sub septentrionibus, ut ante dictum est, posita est,] non modo frumenta in agris matura non erant, sed ne pabuli quidem satis magna copia suppetebat; eo autem frumento quod flumine Arari navibus subvexerat propterea uti minus poterat quod iter ab Arari Helvetii averterant, a quibus discedere nolebat. Diem ex die ducere Haedui: conferri, comportari, adesse dicere. Ubi se diutius duci intellexit et diem instare quo die frumentum militibus metiri oporteret, convocatis eorum principibus, quorum magnam copiam in castris habebat, in his Diviciaco et Lisco, qui summo magistratui praeerat, quem vergobretum appellant Haedui, qui creatur annuus et vitae necisque in suos habet potestatem, graviter eos accusat, quod, cum neque emi neque ex agris sumi possit, tam necessario tempore, tam propinquis hostibus ab iis non sublevetur, praesertim cum magna ex parte eorum precibus adductus bellum susceperit; multo etiam gravius quod sit destitutus queritur.
XVII. En fin, Lisco, movido del discurso de César, descubre lo que hasta entonces había callado; y era «la mucha mano que algunos de su nación tenían con la gente menuda, los cuales, con ser unos meros particulares, mandaban más que los mismos magistrados; ésos eran los que, vertiendo especies sediciosas y malignas, disuadían al pueblo que no aprontase el trigo, diciendo que, pues no pueden hacerse señores de la Galia, les vale más ser vasallos de los galos que de los romanos; siendo cosa sin duda, que si una vez vencen los romanos a los helvecios, han de quitar la libertad a los eduos no menos que al resto de la Galia; que los mismos descubrían a los enemigos nuestras trazas, y cuanto acaecía en los reales; y él no podía irles a la mano; antes estaba previendo el gran riesgo que corría su persona por habérselo manifestado a más no poder, y por eso, mientras pudo, había disimulado».
[17] Tum demum Liscus oratione Caesaris adductus quod antea tacuerat proponit: esse non nullos, quorum auctoritas apud plebem plurimum valeat, qui privatim plus possint quam ipsi magistratus. Hos seditiosa atque improba oratione multitudinem deterrere, ne frumentum conferant quod debeant: praestare, si iam principatum Galliae obtinere non possint, Gallorum quam Romanorum imperia perferre, neque dubitare [debeant] quin, si Helvetios superaverint Romani, una cum reliqua Gallia Haeduis libertatem sint erepturi. Ab isdem nostra consilia quaeque in castris gerantur hostibus enuntiari; hos a se coerceri non posse. Quin etiam, quod necessariam rem coactus Caesari enuntiarit, intellegere sese quanto id cum periculo fecerit, et ob eam causam quam diu potuerit tacuisse.
XVIII. Bien conocía César que las expresiones de Lisco tildaban a Dumnórige, hermano de Diviciaco; mas no queriendo tratar este punto en presencia de tanta gente, despide luego a los de la junta, menos a Lisco; examínale a solas sobre lo dicho; explícase él con mayor libertad y franqueza; por informes secretos tomados de otros halla ser la pura verdad: «que Dumnórige era el tal; hombre por extremo osado, de gran séquito popular por su liberalidad, amigo de novedades; que de muchos años atrás tenía en arriendo bien barato el portazgo y todas las demás alcabalas de los eduos, porque haciendo él postura, nadie se atrevía a pujarla. Con semejantes arbitrios había engrosado su hacienda, y amontonado grandes caudales para desahogo de sus profusiones; sustentaba siempre a su sueldo un gran cuerpo de caballería, y andaba acompañado de él; con sus larguezas dominaba, no sólo en su patria, sino también en las naciones confinantes; que por asegurar este predominio había casado a su madre entre los bituriges con un señor de la primera nobleza y autoridad; su mujer era helvecia; una hermana suya por parte de madre y varias parientas tenían maridos extranjeros; por estas conexiones favorecía y procuraba el bien de los helvecios; por su interés particular aborrecía igualmente a César y a los romanos; porque con su venida le habían cercenado el poder, y restituido al hermano Diviciaco el antiguo crédito y lustre. Que si aconteciese algún azar a los romanos, entraba en grandes esperanzas de alzarse con el reino con ayuda de los helvecios, mientras que durante el imperio romano, no sólo desconfiaba de llegar al trono, sino aun de mantener el séquito adquirido». Averiguó también César en estas pesquisas que Dumnórige y su caballería (mandaba él la que los eduos enviaron de socorro a César) fueron los primeros en huir en aquel encuentro mal sostenido pocos días antes, y que con su fuga se desordenaron los demás escuadrones.
[18] Caesar hac oratione Lisci Dumnorigem, Diviciaci fratrem, designari sentiebat, sed, quod pluribus praesentibus eas res iactari nolebat, celeriter concilium dimittit, Liscum retinet. Quaerit ex solo ea quae in conventu dixerat. Dicit liberius atque audacius. Eadem secreto ab aliis quaerit; reperit esse vera: ipsum esse Dumnorigem, summa audacia, magna apud plebem propter liberalitatem gratia, cupidum rerum novarum. Complures annos portoria reliquaque omnia Haeduorum vectigalia parvo pretio redempta habere, propterea quod illo licente contra liceri audeat nemo. His rebus et suam rem familiarem auxisse et facultates ad largiendum magnas comparasse; magnum numerum equitatus suo sumptu semper alere et circum se habere, neque solum domi, sed etiam apud finitimas civitates largiter posse, atque huius potentiae causa matrem in Biturigibus homini illic nobilissimo ac potentissimo conlocasse; ipsum ex Helvetiis uxorem habere, sororum ex matre et propinquas suas nuptum in alias civitates conlocasse. Favere et cupere Helvetiis propter eam adfinitatem, odisse etiam suo nomine Caesarem et Romanos, quod eorum adventu potentia eius deminuta et Diviciacus frater in antiquum locum gratiae atque honoris sit restitutus. Si quid accidat Romanis, summam in spem per Helvetios regni obtinendi venire; imperio populi Romani non modo de regno, sed etiam de ea quam habeat gratia desperare. Reperiebat etiam in quaerendo Caesar, quod proelium equestre adversum paucis ante diebus esset factum, initium eius fugae factum a Dumnorige atque eius equitibus (nam equitatui, quem auxilio Caesari Haedui miserant, Dumnorix praeerat): eorum fuga reliquum esse equitatum perterritum.
XIX. Hechas estas averiguaciones y confirmados los indicios con otras pruebas evidentísimas de haber sido él promotor del tránsito de los helvecios por los secuanos, y de la entrega recíproca de los rehenes; todo no sólo sin aprobación de César y del gobierno, pero aun sin noticia de ellos; y, en fin, siendo su acusador el juez supremo de los eduos, parecíale a César sobrada razón para castigarle o por sí mismo, o por sentencia del tribunal de la nación. La única cosa que le detenía era el haber experimentado en su hermano Diviciaco una grande afición al Pueblo Romano, y para consigo una voluntad muy fina, lealtad extremada, rectitud, moderación; y temía que con el suplicio de Dumnórige no se diese por agraviado Diviciaco. Por lo cual, antes de tomar ninguna resolución, manda llamar a Diviciaco, y dejados los intérpretes ordinarios, por medio de Cayo Valerio Procilo, persona principal de nuestra provincia, amigo íntimo suyo, y de quien se fiaba en un todo, le declara sus sentimientos, trayéndole a la memoria los cargos que a su presencia resultaron contra Dumnórige en el consejo de los galos, y lo que cada uno en particular había depuesto contra éste. Le ruega y amonesta no lleve a mal que o él mismo, substanciado el proceso, sentencie al reo, o dé comisión de hacerlo a los jueces de la nación.
[19] Quibus rebus cognitis, cum ad has suspiciones certissimae res accederent, quod per fines Sequanorum Helvetios traduxisset, quod obsides inter eos dandos curasset, quod ea omnia non modo iniussu suo et civitatis sed etiam inscientibus ipsis fecisset, quod a magistratu Haeduorum accusaretur, satis esse causae arbitrabatur quare in eum aut ipse animadverteret aut civitatem animadvertere iuberet. His omnibus rebus unum repugnabat, quod Diviciaci fratris summum in populum Romanum studium, summum in se voluntatem, egregiam fidem, iustitiam, temperantiam cognoverat; nam ne eius supplicio Diviciaci animum offenderet verebatur. Itaque prius quam quicquam conaretur, Diviciacum ad se vocari iubet et, cotidianis interpretibus remotis, per C. Valerium Troucillum, principem Galliae provinciae, familiarem suum, cui summam omnium rerum fidem habebat, cum eo conloquitur; simul commonefacit quae ipso praesente in concilio [Gallorum] de Dumnorige sint dicta, et ostendit quae separatim quisque de eo apud se dixerit. Petit atque hortatur ut sine eius offensione animi vel ipse de eo causa cognita statuat vel civitatem statuere iubeat.
XX. Diviciaco, abrazándose con César, deshecho en lágrimas, se puso a suplicarle: «que no hiciese alguna demostración ruidosa con su hermano; que bien sabía ser cierto lo que le achacaban; y nadie sentía más vivamente que él los procederes de aquel hermano, a quien cuando por su poca edad no hacía figura en la nación, le había valido él con la mucha autoridad que tenía con los del pueblo y fuera de él, para elevarlo al auge de poder en que ahora se halla, y de que se vale, no sólo para desacreditarle, sino para destruirle si pudiera. Sin embargo, podía más consigo el amor de hermano, y el qué dirán las gentes, siendo claro que cualquiera demostración fuerte de César la tendrían todos por suya, a causa de la mucha amistad que con él tiene; por donde vendría él mismo a malquistarse con todos los pueblos de la Galia». Repitiendo estas súplicas con tantas lágrimas como palabras, tómale César de la mano, y consolándolo, le ruega no hable más del asunto; asegúrale que aprecia tanto su amistad, que por ella perdona las injurias hechas a la República y a su persona. Luego hace venir a su presencia a Dumnórige; y delante de su hermano le echa en cara las quejas de éste, las de toda la nación, y lo que él mismo había averiguado por sí. Encárgale no dé ocasión a más sospechas en adelante, diciendo que le perdona lo pasado por atención a su hermano Diviciaco, y le pone espías para observar todos sus movimientos y tratos.
[20] Diviciacus multis cum lacrimis Caesarem complexus obsecrare coepit ne quid gravius in fratrem statueret: scire se illa esse vera, nec quemquam ex eo plus quam se doloris capere, propterea quod, cum ipse gratia plurimum domi atque in reliqua Gallia, ille minimum propter adulescentiam posset, per se crevisset; quibus opibus ac nervis non solum ad minuendam gratiam, sed paene ad perniciem suam uteretur. Sese tamen et amore fraterno et existimatione vulgi commoveri. Quod si quid ei a Caesare gravius accidisset, cum ipse eum locum amicitiae apud eum teneret, neminem existimaturum non sua voluntate factum; qua ex re futurum uti totius Galliae animi a se averterentur. Haec cum pluribus verbis flens a Caesare peteret, Caesar eius dextram prendit; consolatus rogat finem orandi faciat; tanti eius apud se gratiam esse ostendit uti et rei publicae iniuriam et suum dolorem eius voluntati ac precibus condonet. Dumnorigem ad se vocat, fratrem adhibet; quae in eo reprehendat ostendit; quae ipse intellegat, quae civitas queratur proponit; monet ut in reliquum tempus omnes suspiciones vitet; praeterita se Diviciaco fratri condonare dicit. Dumnorigi custodes ponit, ut quae agat, quibuscum loquatur scire possit.
XXI. Sabiendo ese mismo día, por los batidores, que los enemigos habían hecho alto a la falda de un monte, distante ocho millas de su campo, destacó algunos a reconocer aquel sitio, y qué tal era la subida por la ladera del monte. Informáronle no ser agria. Con eso, sobre la medianoche ordenó al primer comandante Tito Labieno, que con dos legiones, y guiado de los prácticos en la senda, suba a la cima, comunicándole su designio. Pasadas tres horas, marcha él en seguimiento de los enemigos por la vereda misma que llevaban, precedido de la caballería, y destacando antes con los batidores a Publio Considio, tenido por muy experto en las artes de la guerra, como quien había servido en el ejército de Lucio Sila y después en el de Marco Craso.
[21] Eodem die ab exploratoribus certior factus hostes sub monte consedisse milia passuum ab ipsius castris octo, qualis esset natura montis et qualis in circuitu ascensus qui cognoscerent misit. Renuntiatum est facilem esse. De tertia vigilia T. Labienum, legatum pro praetore, cum duabus legionibus et iis ducibus qui iter cognoverant summum iugum montis ascendere iubet; quid sui consilii sit ostendit. Ipse de quarta vigilia eodem itinere quo hostes ierant ad eos contendit equitatumque omnem ante se mittit. P. Considius, qui rei militaris peritissimus habebatur et in exercitu L. Sullae et postea in M. Crassi fuerat, cum exploratoribus praemittitur.
XXII. Al amanecer, cuando ya Labieno estaba en la cumbre del monte y César a milla y media del campo enemigo, sin que se trasluciese su venida ni la de Labieno, como supo después por los prisioneros, viene a él a la carrera abierta Considio con la noticia de «que los enemigos ocupan el monte que había de tomar Labieno, como le habían cerciorado sus armas y divisas». César recoge luego sus tropas al collado más inmediato, y las ordena en batalla. Como Labieno estaba prevenido con la orden de no pelear mientras no viese a César con los suyos sobre el ejército enemigo, a fin de cargarle a un tiempo por todas partes, dueño del monte, se mantenía sin entrar en acción, aguardando a los nuestros. En conclusión, era ya muy entrado el día cuando los exploradores informaron a César que era su gente la que ocupaba el monte; que los enemigos continuaban su marcha, y que Considio en su relación supuso de miedo lo que no había visto. Con que César aquel día fue siguiendo al enemigo con interposición del trecho acostumbrado, y se acampó a tres millas de sus reales.
[22] Prima luce, cum summus mons a [Lucio] Labieno teneretur, ipse ab hostium castris non longius mille et quingentis passibus abesset neque, ut postea ex captivis comperit, aut ipsius adventus aut Labieni cognitus esset, Considius equo admisso ad eum accurrit, dicit montem, quem a Labieno occupari voluerit, ab hostibus teneri: id se a Gallicis armis atque insignibus cognovisse. Caesar suas copias in proximum collem subducit, aciem instruit. Labienus, ut erat ei praeceptum a Caesare ne proelium committeret, nisi ipsius copiae prope hostium castra visae essent, ut undique uno tempore in hostes impetus fieret, monte occupato nostros expectabat proelioque abstinebat. Multo denique die per exploratores Caesar cognovit et montem a suis teneri et Helvetios castra, movisse et Considium timore perterritum quod non vidisset pro viso sibi renuntiavisse. Eo die quo consuerat intervallo hostes sequitur et milia passuum tria ab eorum castris castra ponit.
XXIII. Al día siguiente, atento que sólo restaban dos de término para repartir las raciones de pan a los soldados,18 y que Bibracte, ciudad muy populosa y abundante de los eduos, no distaba de allí más de dieciocho millas, juzgó conveniente cuidar de la provisión del trigo; por eso, dejando de seguir a los helvecios, tuerce hacia Bibracte, resolución que luego supieron los enemigos por ciertos esclavos de Lucio Emilio, decurión19 de la caballería galicana. Los helvecios, o creyendo que los romanos se retiraban de cobardes, mayormente cuando apostados el día antes en sitio tan ventajoso habían rehusado la batalla, o confiando el poder interceptarles los víveres, mudando de idea y de ruta, comenzaron a perseguir y picar nuestra retaguardia.
[23] Postridie eius diei, quod omnino biduum supererat, cum exercitui frumentum metiri oporteret, et quod a Bibracte, oppido Haeduorum longe maximo et copiosissimo, non amplius milibus passuum XVIII aberat, rei frumentariae prospiciendum existimavit; itaque iter ab Helvetiis avertit ac Bibracte ire contendit. Ea res per fugitivos L. Aemilii, decurionis equitum Gallorum, hostibus nuntiatur. Helvetii, seu quod timore perterritos Romanos discedere a se existimarent, eo magis quod pridie superioribus locis occupatis proelium non commisissent, sive eo quod re frumentaria intercludi posse confiderent, commutato consilio atque itinere converso nostros a novissimo agmine insequi ac lacessere coeperunt.
XXIV. Luego que César lo advirtió, recoge su infantería en un collado vecino, y hace avanzar la caballería con el fin de reprimir la furia enemiga. Él, mientras tanto, hacia la mitad del collado dividió en tres tercios las cuatro legiones de veteranos; por manera que, colocadas en la cumbre y a la parte superior de las suyas las dos nuevamente alistadas en la Galia Cisalpina y todas las tropas auxiliares, el cerro venía a quedar cubierto todo de gente. Dispuso sin perder tiempo que todo el bagaje se amontonase en un mismo sitio bajo la escolta de los que ocupaban la cima. Los helvecios, que llegaron después con todos sus carros, lo acomodaron también en un mismo lugar, y formados en batalla, muy cerrados los escuadrones, rechazaron nuestra caballería; y luego, haciendo empavesada, arremetieron a la vanguardia.
[24] Postquam id animum advertit, copias suas Caesar in proximum collem subduxit equitatumque, qui sustineret hostium petum, misit. Ipse interim in colle medio triplicem aciem instruxit legionum quattuor veteranarum; in summo iugo duas legiones quas in Gallia citeriore proxime conscripserat et omnia auxilia conlocavit, ita ut supra se totum montem hominibus compleret; impedimenta sarcinasque in unum locum conferri et eum ab iis qui in superiore acie constiterant muniri iussit. Helvetii cum omnibus suis carris secuti impedimenta in unum locum contulerunt; ipsi confertissima acie, reiecto nostro equitatu, phalange facta sub primam nostram aciem successerunt.
César, haciendo retirar del campo de batalla todos los caballos, primero el suyo, y luego los de los otros, para que siendo igual en todos el peligro, nadie pensase en huir, animando a los suyos trabó el choque. Los soldados, disparando de alto a bajo sus dardos, rompieron fácilmente la empavesada enemiga, la cual desordenada, se arrojaron sobre ellos espada en mano. Sucedíales a los galos una cosa de sumo embarazo en el combate, y era que tal vez un dardo de los nuestros atravesaba de un golpe varias de sus rodelas, las cuales, ensartadas en el astil y lengüeta del dardo retorcido, ni podían desprenderlas, ni pelear sin mucha incomodidad, teniendo sin juego la izquierda, de suerte, que muchos, después de repetidos inútiles esfuerzos, se reducían a soltar el broquel y pelear a cuerpo descubierto. Finalmente, desfallecidos de las heridas, empezaron a cejar y retirarse a un monte distante cerca de una milla. Acogidos a él, yendo los nuestros en su alcance, los boyos y tulingos, que en número de casi quince mil cerraban el ejército enemigo, cubriendo su retaguardia, asaltaron sobre la marcha el flanco de los nuestros, tentando cogerlos en medio. Los helvecios retirados al monte que tal vieron, cobrando nuevos bríos, volvieron otra vez a la refriega. Los romanos se vieron precisados a combatirlos dando tres frentes al ejército; oponiendo el primero y el segundo contra los vencidos y derrotados, y el tercero contra los que venían de refresco.
[25] Caesar primum suo, deinde omnium ex conspectu remotis equis, ut aequato omnium periculo spem fugae tolleret, cohortatus suos proelium commisit. Milites loco superiore pilis missis facile hostium phalangem perfregerunt. Ea disiecta gladiis destrictis in eos impetum fecerunt. Gallis magno ad pugnam erat impedimento quod pluribus eorum scutis uno ictu pilorum transfixis et conligatis, cum ferrum se inflexisset, neque evellere neque sinistra impedita satis commode pugnare poterant, multi ut diu iactato bracchio praeoptarent scutum manu emittere et nudo corpore pugnare. Tandem vulneribus defessi et pedem referre et, quod mons suberit circiter mille passuum spatio, eo se recipere coeperunt. Capto monte et succedentibus nostris, Boi et Tulingi, qui hominum milibus circiter XV agmen hostium claudebant et novissimis praesidio erant, ex itinere nostros ab latere aperto adgressi circumvenire, et id conspicati Helvetii, qui in montem sese receperant, rursus instare et proelium redintegrare coeperunt. Romani conversa signa bipertito intulerunt: prima et secunda acies, ut victis ac submotis resisteret, tertia, ut venientes sustineret.
XXVI. Así en doble batalla20 estuvieron peleando gran rato con igual ardor, hasta que no pudiendo los enemigos resistir por más tiempo al esfuerzo de los nuestros, los unos se refugiaron al monte, como antes; los otros se retiraron al lugar de sus bagajes y carruajes: por lo demás, en todo el discurso de la batalla, dado que duró desde las siete de la mañana hasta la caída de la tarde, nadie pudo ver las espaldas al enemigo; y gran parte de la noche duró todavía el combate donde tenían el bagaje, puestos alrededor de él por barrera los carros, desde los cuales disparaban con ventaja a los que se arrimaban de los nuestros, y algunos por entre las pértigas y ruedas los herían con pasadores21 y lanzas. En fin, después de un porfiado combate, los nuestros se apoderaron de los reales, y en ellos, de una hija y un hijo de Orgetórige. De esta jornada se salvaron al pie de ciento treinta mil de los enemigos, los cuales huyeron sin parar toda la noche; y no interrumpiendo un punto su marcha, al cuarto día llegaron a tierra de Langres, sin que los nuestros pudiesen seguirlos, por haberse detenido tres días a curar los heridos y enterrar los muertos. Entre tanto César despachó correos con cartas a los langreses, intimidándoles «no los socorriesen con bastimentos ni cosa alguna, so pena de ser tratados como los helvecios»; y pasados los tres días marchó con su ejército en su seguimiento.
[26] Ita ancipiti proelio diu atque acriter pugnatum est. Diutius cum sustinere nostrorum impetus non possent, alteri se, ut coeperant, in montem receperunt, alteri ad impedimenta et carros suos se contulerunt. Nam hoc toto proelio, cum ab hora septima ad vesperum pugnatum sit, aversum hostem videre nemo potuit. Ad multam noctem etiam ad impedimenta pugnatum est, propterea quod pro vallo carros obiecerunt et e loco superiore in nostros venientes tela coiciebant et non nulli inter carros rotasque mataras ac tragulas subiciebant nostrosque vulnerabant. Diu cum esset pugnatum, impedimentis castrisque nostri potiti sunt. Ibi Orgetorigis filia atque unus e filiis captus est. Ex eo proelio circiter hominum milia CXXX superfuerunt eaque tota nocte continenter ierunt [nullam partem noctis itinere intermisso]; in fines Lingonum die quarto pervenerunt, cum et propter vulnera militum et propter sepulturam occisorum nostri [triduum morati] eos sequi non potuissent. Caesar ad Lingonas litteras nuntiosque misit, ne eos frumento neve alia re iuvarent: qui si iuvissent, se eodem loco quo Helvetios habiturum. Ipse triduo intermisso cum omnibus copiis eos sequi coepit.
XXVII. Ellos, apretados con la falta de todas las cosas, le enviaron diputados a tratar de la entrega; los cuales, presentándosele al paso y postrados a sus pies, como le instasen por la paz con súplicas y llantos, y respondiese él le aguardasen en el lugar en que a la sazón se hallaban, obedecieron. Llegado allá César, a más de la entrega de rehenes y armas, pidió la restitución de los esclavos fugitivos. Mientras se andaba en estas diligencias, cerró la noche; y a poco después unos seis mil del cantón llamado Urbígeno22 escabulléndose del campo de los helvecios, se retiraron hacia el Rin y las fronteras de Germania, o temiendo no los matasen después de desarmados, o confiando salvar las vidas, persuadidos a que entre tantos prisioneros se podría encubrir su fuga, o ignorarla totalmente.
[27] Helvetii omnium rerum inopia adducti legatos de deditione ad eum miserunt. Qui cum eum in itinere convenissent seque ad pedes proiecissent suppliciterque locuti flentes pacem petissent, atque eos in eo loco quo tum essent suum adventum expectare iussisset, paruerunt. Eo postquam Caesar pervenit, obsides, arma, servos qui ad eos perfugissent, poposcit. Dum ea conquiruntur et conferuntur, [nocte intermissa] circiter hominum milia VI eius pagi qui Verbigenus appellatur, sive timore perterriti, ne armis traditis supplicio adficerentur, sive spe salutis inducti, quod in tanta multitudine dediticiorum suam fugam aut occultari aut omnino ignorari posse existimarent, prima nocte e castris Helvetiorum egressi ad Rhenum finesque Germanorum contenderunt.
XXVIII. César, que lo entendió, mandó a todos aquellos, por cuyas tierras habían ido, que si querían justificarse con él, fuesen tras ellos y los hiciesen volver. Vueltos ya, tratólos como a enemigos, y a todos los demás, hecha la entrega de rehenes, armas y desertores, los recibió bajo su protección. A los helvecios, tulingos y latóbrigos mandó volviesen a poblar sus tierras abandonadas; y atento que, por haber perdido los abastos, no tenían en su patria con qué vivir, ordenó a los alóbroges los proveyesen de granos, obligando a ellos mismos a reedificar las ciudades y aldeas quemadas. La principal mira que en esto llevó, fue no querer que aquel país desamparado de los helvecios quedase baldío; no fuese que los germanos de la otra parte del Rin, atraídos de la fertilidad del terreno, pasasen de su tierra a la de los helvecios, e hiciesen con eso mala vecindad a nuestra provincia y a los alóbroges. A petición de los eduos les otorgó que en sus Estados diesen establecimientos a los boyos, por ser gente de conocido valor; y, en consecuencia, los hicieron por igual participantes en sus tierras, fueros y exenciones.
[28] Quod ubi Caesar resciit, quorum per fines ierant his uti conquirerent et reducerent, si sibi purgati esse vellent, imperavit; reductos in hostium numero habuit; reliquos omnes obsidibus, armis, perfugis traditis in deditionem accepit. Helvetios, Tulingos, Latobrigos in fines suos, unde erant profecti, reverti iussit, et, quod omnibus frugibus amissis domi nihil erat quo famem tolerarent, Allobrogibus imperavit ut iis frumenti copiam facerent; ipsos oppida vicosque, quos incenderant, restituere iussit. Id ea maxime ratione fecit, quod noluit eum locum unde Helvetii discesserant vacare, ne propter bonitatem agrorum Germani, qui trans Rhenum incolunt, ex suis finibus in Helvetiorum fines transirent et finitimi Galliae provinciae Allobrogibusque essent. Boios petentibus Haeduis, quod egregia virtute erant cogniti, ut in finibus suis conlocarent, concessit; quibus illi agros dederunt quosque postea in parem iuris libertatisque condicionem atque ipsi erant receperunt.
XXIX. Halláronse en los reales helvecios unas Memorias, escritas con caracteres griegos que, presentadas a César, se vio contenían por menor la cuenta de los que salieron de la patria en edad de tomar armas, y en lista aparte los niños, viejos y mujeres. La suma total de personas, era: de los helvecios doscientos setenta y tres mil; de los tulingos treinta y seis mil; de los latóbrigos catorce mil; de los rauracos veintidós mil; de los boyos treinta y dos mil; los de armas eran noventa y dos mil: entre todos componían trescientos sesenta y ocho mil. Los que volvieron a sus patrias, hecho el recuento por orden de César, fueron ciento diez mil cabales.
[29] In castris Helvetiorum tabulae repertae sunt litteris Graecis confectae et ad Caesarem relatae, quibus in tabulis nominatim ratio confecta erat, qui numerus domo exisset eorum qui arma ferre possent, et item separatim, quot pueri, senes mulieresque. [Quarum omnium rerum] summa erat capitum Helvetiorum milium CCLXIII, Tulingorum milium XXXVI, Latobrigorum XIIII, Rauracorum XXIII, Boiorum XXXII; ex his qui arma ferre possent ad milia nonaginta duo. Summa omnium fuerunt ad milia CCCLXVIII. Eorum qui domum redierunt censu habito, ut Caesar imperaverat, repertus est numerus milium C et X.
XXX. Terminada la guerra de los helvecios, vinieron legados de casi toda la Galia los primeros personajes de cada república a congratularse con César; diciendo que, si bien el Pueblo Romano era el que con las armas había tomado la debida venganza de las injurias antiguas de los helvecios, sin embargo, el fruto de la victoria redundaba en utilidad no menos de la Galia que del Pueblo Romano; siendo cierto que los helvecios en el mayor auge de su fortuna habían abandonado su patria con intención de guerrear con toda la Galia, señorearse de ella, escoger entre tantos para su habitación el país que más cómodo y abundante les pareciese, y hacer tributarias a las demás naciones. Suplicáronle que les concediese grata licencia para convocar en un día señalado Cortes generales de todos los Estados de la Galia, pues tenían que tratar ciertas cosas que de común acuerdo querían pedirle. Otorgado el permiso, aplazaron el día; y se obligaron con juramento a no divulgar lo tratado fuera de los que tuviesen comisión de diputados.
[30] Bello Helvetiorum confecto totius fere Galliae legati, principes civitatum, ad Caesarem gratulatum convenerunt: intellegere sese, tametsi pro veteribus Helvetiorum iniuriis populi Romani ab his poenas bello repetisset, tamen eam rem non minus ex usu [terrae] Galliae quam populi Romani accidisse, propterea quod eo consilio florentissimis rebus domos suas Helvetii reliquissent uti toti Galliae bellum inferrent imperioque potirentur, locumque domicilio ex magna copia deligerent quem ex omni Gallia oportunissimum ac fructuosissimum iudicassent, reliquasque civitates stipendiarias haberent. Petierunt uti sibi concilium totius Galliae in diem certam indicere idque Caesaris facere voluntate liceret: sese habere quasdam res quas ex communi consensu ab eo petere vellent. Ea re permissa diem concilio constituerunt et iure iurando ne quis enuntiaret, nisi quibus communi consilio mandatum esset, inter se sanxerunt.
XXXI. Despedida la junta, volvieron a César los mismos personajes de antes, y le pidieron les permitiese conferenciar con él a solas de cosas en que se interesaba su vida y la de todos. Otorgada también la demanda, echaronsele todos llorando a los pies, y le protestan «que no tenían menos empeño y solicitud sobre que no se publicasen las cosas que iban a confiarle, que sobre conseguir lo que pretendían; previniendo que al más leve indicio incurrirían en penas atrocísimas». Tomóles la palabra Diviciaco, y dijo: «estar la Galia toda dividida en dos bandos: que del uno eran cabeza los eduos, del otro los alvernos. Que habiendo disputado muchos años obstinadamente la primacía, vino a suceder que los alvernos, unidos con los secuanos, llamaron en su socorro algunas gentes de la Germania; de donde al principio pasaron el Rin con quince mil hombres. Mas después que, sin embargo, de ser tan fieros y bárbaros, se aficionaron al clima, a la cultura y conveniencias de los galos, transmigraron muchos más hasta el punto que al presente sube su número en la Galia a ciento veinte mil. Con éstos han peleado los eduos y sus parciales de poder a poder repetidas veces; y siendo vencidos, se hallan en gran miseria con la pérdida de toda la nobleza, de todo el Senado, de toda la caballería. Abatidos en fin con sucesos tan desastrados lo que antes, así por su valentía como por el arrimo y amistad del Pueblo Romano, eran los más poderosos de la Galia, se han visto reducidos a dar en prendas a los secuanos las personas más calificadas de su nación, empeñándose con juramento a no pedir jamás su recobro, y mucho menos implorar el auxilio del Pueblo Romano, ni tampoco sacudir el impuesto yugo de perpetua sujeción y servidumbre. Que de todos los eduos él era el único a quien nunca pudieron reducir a jurar, o dar sus hijos en rehenes; que huyendo por esta razón de su patria, fue a Roma a solicitar socorro del Senado; como quien solo ni estaba ligado con juramento, ni con otra prenda. Con todo eso, ha cabido peor suerte a los vencedores secuanos que a los eduos vencidos; pues que Ariovisto, rey de los germanos, avecinándose allí, había ocupado la tercera parte de su país, el más pingüe de toda la Galia; y ahora les mandaba evacuar otra tercera parte, dando por razón que pocos meses ha le han llegado veinticuatro mil harudes, a quien es forzoso preparar alojamiento. Así que dentro de pocos años todos vendrán a ser desterrados de la Galia, y los germanos a pasar el Rin; pues no tiene que ver el terreno de la Galia con el de Germania, ni nuestro trato con el suyo. Sobre todo Ariovisto, después de la completa victoria que consiguió de los galos en la batalla de Amagetobria, ejerce un imperio tiránico, exigiendo en parias los hijos de la primera nobleza; y si éstos se desmandan en algo que no sea conforme a su antojo, los trata con la más cruel inhumanidad. Es un hombre bárbaro, iracundo, temerario; no se puede aguantar ya su despotismo. Si César y los romanos no ponen remedio, todos los galos se verán forzados a dejar, como los helvecios, su patria, e ir a domiciliarse en otras regiones distantes de los germanos, y probar fortuna, sea la que fuere. Y si las cosas aquí dichas llegan a noticia de Ariovisto, tomará la más cruel venganza de todos los rehenes que tiene en su poder. César es quien, o con su autoridad y el terror de su ejército, o por la victoria recién ganada, o en nombre del Pueblo Romano, puede intimidar a los germanos, para que no pase ya más gente los límites del Rin, y librar a toda la Galia de la tiranía de Ariovisto».
[31] Eo concilio dimisso, idem princeps civitatum qui ante fuerant ad Caesarem reverterunt petieruntque uti sibi secreto in occulto de sua omniumque salute cum eo agere liceret. Ea re impetrata sese omnes flentes Caesari ad pedes proiecerunt: non minus se id contendere et laborare ne ea quae dixissent enuntiarentur quam uti ea quae vellent impetrarent, propterea quod, si enuntiatum esset, summum in cruciatum se venturos viderent. Locutus est pro his Diviciacus Haeduus: Galliae totius factiones esse duas; harum alterius principatum tenere Haeduos, alterius Arvernos. Hi cum tantopere de potentatu inter se multos annos contenderent, factum esse uti ab Arvernis Sequanisque Germani mercede arcesserentur. Horum primo circiter milia XV Rhenum transisse; postea quam agros et cultum et copias Gallorum homines feri ac barbari adamassent, traductos plures; nunc esse in Gallia ad C et XX milium numerum. Cum his Haeduos eorumque clientes semel atque iterum armis contendisse; magnam calamitatem pulsos accepisse, omnem nobilitatem, omnem senatum, omnem equitatum amisisse. Quibus proeliis calamitatibusque fractos, qui et sua virtute et populi Romani hospitio atque amicitia plurimum ante in Gallia potuissent, coactos esse Sequanis obsides dare nobilissimos civitatis et iure iurando civitatem obstringere sese neque obsides repetituros neque auxilium a populo Romano imploraturos neque recusaturos quo minus perpetuo sub illorum dicione atque imperio essent. Unum se esse ex omni civitate Haeduorum qui adduci non potuerit ut iuraret aut liberos suos obsides daret. Ob eam rem se ex civitate profugisse et Romam ad senatum venisse auxilium postulatum, quod solus neque iure iurando neque obsidibus teneretur. Sed peius victoribus Sequanis quam Haeduis victis accidisse, propterea quod Ariovistus, rex Germanorum, in eorum finibus consedisset tertiamque partem agri Sequani, qui esset optimus totius Galliae, occupavisset et nunc de altera parte tertia Sequanos decedere iuberet, propterea quod paucis mensibus ante Harudum milia hominum XXIIII ad eum venissent, quibus locus ac sedes pararentur. Futurum esse paucis annis uti omnes ex Galliae finibus pellerentur atque omnes Germani Rhenum transirent; neque enim conferendum esse Gallicum cum Germanorum agro neque hanc consuetudinem victus cum illa comparandam. Ariovistum autem, ut semel Gallorum copias proelio vicerit, quod proelium factum sit ad Magetobrigam, superbe et crudeliter imperare, obsides nobilissimi cuiusque liberos poscere et in eos omnia exempla cruciatusque edere, si qua res non ad nutum aut ad voluntatem eius facta sit. Hominem esse barbarum, iracundum, temerarium: non posse eius imperia, diutius sustineri. Nisi quid in Caesare populoque Romano sit auxilii, omnibus Gallis idem esse faciendum quod Helvetii fecerint, ut domo emigrent, aliud domicilium, alias sedes, remotas a Germanis, petant fortunamque, quaecumque accidat, experiantur. Haec si enuntiata Ariovisto sint, non dubitare quin de omnibus obsidibus qui apud eum sint gravissimum supplicium sumat. Caesarem vel auctoritate sua atque exercitus vel recenti victoria vel nomine populi Romani deterrere posse ne maior multitudo Germanorum Rhenum traducatur, Galliamque omnem ab Ariovisti iniuria posse defendere.
XXXII. Apenas cesó de hablar Diviciaco, todos los presentes empezaron con sollozos a implorar el auxilio de César, quien reparó que los secuanos entre todos eran los únicos que a nada contestaban de lo que hacían los demás, sino que tristes y cabizbajos miraban al suelo. Admirado César de esta singularidad, les preguntó la causa. Nada respondían ellos, poseídos siempre de la misma tristeza y obstinados en callar. Repitiendo muchas veces la misma pregunta, sin poderles sacar una palabra, respondió por ellos el mismo Diviciaco: «Aquí se ve cuánto más lastimosa y acerba es la desventura de los secuanos que la de los otros; pues solos ellos ni aun en secreto osan quejarse ni pedir ayuda, temblando de la crueldad de Ariovisto ausente como si le tuvieran delante; y es que los demás pueden a lo menos hallar modo de huir; mas éstos, con haberle recibido en sus tierras y puesto en sus manos todas las ciudades, no pueden menos de quedar expuestos a todo el rigor de su tiranía. »
[32] Hac oratione ab Diviciaco habita omnes qui aderant magno fletu auxilium a Caesare petere coeperunt. Animadvertit Caesar unos ex omnibus Sequanos nihil earum rerum facere quas ceteri facerent sed tristes capite demisso terram intueri. Eius rei quae causa esset miratus ex ipsis quaesiit. Nihil Sequani respondere, sed in eadem tristitia taciti permanere. Cum ab his saepius quaereret neque ullam omnino vocem exprimere posset, idem Diviacus Haeduus respondit: hoc esse miseriorem et graviorem fortunam Sequanorum quam reliquorum, quod soli ne in occulto quidem queri neque auxilium implorare auderent absentisque Ariovisti crudelitatem, velut si cora adesset, horrerent, propterea quod reliquis tamen fugae facultas daretur, Sequanis vero, qui intra fines suos Ariovistum recepissent, quorum oppida omnia in potestate eius essent, omnes cruciatus essent perferendi.
XXXIII. Enterado César del estado deplorable de los galos procuró consolarlos con buenas razones, prometiéndoles tomar el negocio por su cuenta, y afirmándoles que concebía firme esperanza de que Ariovisto, en atención a sus beneficios y autoridad, pondría fin a tantas violencias. Dicho esto, despidió la audiencia; y en conformidad se le ofrecían muchos motivos que le persuadían a pensar seriamente y encargarse de esta empresa. Primeramente por ver a los eduos, tantas veces distinguidos por el Senado con el timbre de parientes y hermanos, avasallados por los germanos, y a sus hijos en manos de Ariovisto y de los secuanos; cosa que, atenta la majestad del Pueblo Romano, era de sumo desdoro para su persona no menos que para la República. Consideraba además, que acostumbrándose los germanos poco a poco a pasar el Rin y a inundar de gente la Galia, no estaba seguro su Imperio; que no era verosímil que hombres tan fieros y bárbaros, ocupada una vez la Galia, dejasen de acometer, como antiguamente lo hicieron los cimbros y teutones, a la provincia, y de ella penetrar la Italia; mayormente no habiendo de por medio entre los secuanos y nuestra provincia sino el Ródano; inconvenientes que se debían atajar sin la menor dilación. Y en fin, había ya Ariovisto cobrado tantos humos y tanto orgullo, que no se le debía sufrir más.
[33] His rebus cognitis Caesar Gallorum animos verbis confirmavit pollicitusque est sibi eam rem curae futuram; magnam se habere spem et beneficio suo et auctoritate adductum Ariovistum finem iniuriis facturum. Hac oratione habita, concilium dimisit. Et secundum ea multae res eum hortabantur quare sibi eam rem cogitandam et suscipiendam putaret, in primis quod Haeduos, fratres consanguineosque saepe numero a senatu appellatos, in servitute atque [in] dicione videbat Germanorum teneri eorumque obsides esse apud Ariovistum ac Sequanos intellegebat; quod in tanto imperio populi Romani turpissimum sibi et rei publicae esse arbitrabatur. Paulatim autem Germanos consuescere Rhenum transire et in Galliam magnam eorum multitudinem venire populo Romano periculosum videbat, neque sibi homines feros ac barbaros temperaturos existimabat quin, cum omnem Galliam occupavissent, ut ante Cimbri Teutonique fecissent, in provinciam exirent atque inde in Italiam contenderent [, praesertim cum Sequanos a provincia nostra Rhodanus divideret]; quibus rebus quam maturrime occurrendum putabat. Ipse autem Ariovistus tantos sibi spiritus, tantam arrogantiam sumpserat, ut ferendus non videretur.
XXXIV. Por tanto, determinó enviarle una embajada con la demanda de que «se sirviese señalar algún sitio proporcionado donde se avistasen; que deseaba tratar con él del bien público y de asuntos a entrambos sumamente importantes». A esta embajada respondió Ariovisto: «que si por su parte pretendiese algo de César, hubiera ido en persona a buscarle; si él tenía alguna pretensión consigo, le tocaba ir a proponérsela. Fuera de que no se arriesgaba sin ejército a ir a parte alguna de la Galia cuyo dueño fuese César, ni podía mover el ejército a otro lugar sin grandes preparativos y gastos. No comprendía que César ni el Pueblo Romano tuviesen que hacer en la Galia, que por conquista era suya».
[34] Quam ob rem placuit ei ut ad Ariovistum legatos mitteret, qui ab eo postularent uti aliquem locum medium utrisque conloquio deligeret: velle sese de re publica et summis utriusque rebus cum eo agere. Ei legationi Ariovistus respondit: si quid ipsi a Caesare opus esset, sese ad eum venturum fuisse; si quid ille se velit, illum ad se venire oportere. Praeterea se neque sine exercitu in eas partes Galliae venire audere quas Caesar possideret, neque exercitum sine magno commeatu atque molimento in unum locum contrahere posse. Sibi autem mirum videri quid in sua Gallia, quam bello vicisset, aut Caesari aut omnino populo Romano negotii esset.
XXXV. César, en vista de estas respuestas, repitió la embajada, replicando así: «Ya que después de recibido un tan singular beneficio suyo y del Pueblo Romano, como el título de rey y amigo, conferido por el Senado en su consulado,23 se lo pagaba ahora con desdeñarse de aceptar el convite de una conferencia, desentendiéndose de proponer y oír lo que a todos interesaba, supiese que sus demandas eran éstas: primera, que no condujese ya más tropas de Germania a la Galia; segunda, que restituyese a los eduos los rehenes que tenía en prendas, y permitiese a los secuanos soltar los que les tenían: en suma, no hiciese más agravios a los eduos, ni tampoco guerra contra ellos o sus aliados. Si esto hacía, César y el Pueblo Romano mantendrían con él perpetua paz y amistad; si lo rehusaba, no disimularía las injurias de los eduos; por haber decretado el Senado, siendo cónsules Marcos Mésala y Marco Pisón, que cualquiera que tuviese el gobierno de la Galia, en cuanto pudiera buenamente, protegiese a los eduos y a los demás confederados del Pueblo Romano. »
[35] His responsis ad Caesarem relatis, iterum ad eum Caesar legatos cum his mandatis mittit: quoniam tanto suo populique Romani beneficio adtectus, cum in consulatu suo rex atque amicus a senatu appellatus esset, hanc sibi populoque Romano gratiam referret ut in conloquium venire invitatus gravaretur neque de communi re dicendum sibi et cognoscendum putaret, haec esse quae ab eo postularet: primum ne quam multitudinem hominum amplius trans Rhenum in Galliam traduceret; deinde obsides quos haberet ab Haeduis redderet Sequanisque permitteret ut quos illi haberent voluntate eius reddere illis liceret; neve Haeduos iniuria lacesseret neve his sociisque eorum bellum inferret. Si [id] ita fecisset, sibi populoque Romano perpetuam gratiam atque amicitiam cum eo futuram; si non impetraret, sese, quoniam M. Messala, M. Pisone consulibus senatus censuisset uti quicumque Galliam provinciam obtineret, quod commodo rei publicae lacere posset, Haeduos ceterosque amicos populi Romani defenderet, se Haeduorum iniurias non neglecturum.
XXXVI. Respondióle Ariovisto: «ser derecho de la guerra que los vencedores diesen leyes a su arbitrio a los vencidos; tal era el estilo del Pueblo Romano, disponiendo de los vencidos, no a arbitrio y voluntad ajena, sino a la suya. Y pues que él no prescribía al Pueblo Romano el modo de usar de su derecho, tampoco era razón que viniese el Pueblo Romano a entremeterse en el suyo; que los eduos, por haberse aventurado a moverle guerra y dar batalla en que quedaron vencidos, se hicieron tributarios suyos, y que César le hacía grande agravio en pretender con su venida minorarle las rentas. Él no pensaba en restituir los rehenes a los eduos; bien que ni a éstos ni a sus aliados haría guerra injusta, mientras estuviesen a lo convenido y pagasen el tributo anual; donde no, de muy poco les serviría la hermandad del Pueblo Romano. Al reto de César sobre no disimular las injurias de los eduos, dice que nadie ha medido las fuerzas con él que no quedase escarmentado. Siempre que quiera haga la prueba, y verá cuál es la bravura de los invencibles germanos, destrísimos en el manejo de las armas, y que de catorce años a esta parte nunca se han guarecido bajo techado».
[36] Ad haec Ariovistus respondit: ius esse belli ut qui vicissent iis quos vicissent quem ad modum vellent imperarent. Item populum Romanum victis non ad alterius praescriptum, sed ad suum arbitrium imperare consuesse. Si ipse populo Romano non praescriberet quem ad modum suo iure uteretur, non oportere se a populo Romano in suo iure impediri. Haeduos sibi, quoniam belli fortunam temptassent et armis congressi ac superati essent, stipendiarios esse factos. Magnam Caesarem iniuriam facere, qui suo adventu vectigalia sibi deteriora faceret. Haeduis se obsides redditurum non esse neque his neque eorum sociis iniuria bellum inlaturum, si in eo manerent quod convenisset stipendiumque quotannis penderent; si id non fecissent, longe iis fraternum nomen populi Romani afuturum. Quod sibi Caesar denuntiaret se Haeduorum iniurias non neglecturum, neminem secum sine sua pernicie contendisse. Cum vellet, congrederetur: intellecturum quid invicti Germani, exercitatissimi in armis, qui inter annos XIIII tectum non subissent, virtute possent.
XXXVII. Al mismo tiempo que contaban a César esta contrarréplica, sobrevienen mensajeros de los eduos y trevirenses24: los eduos a quejarse de que los harudes nuevamente trasplantados a la Galia talaban su territorio, sin que les hayan servido de nada los rehenes dados a Ariovisto por redimir la vejación; los trevirenses a participarle cómo las milicias de cien cantones suevos cubrían las riberas del Rin con intento de pasarle, cuyos caudillos eran dos hermanos, Nasua y Cimberio. Irritado César con tales noticias, resolvió anticiparse, temiendo que si la nueva soldadesca de los suevos se unía con la vieja de Ariovisto, no sería tan fácil contrastarlos. Por eso, proveyéndose lo más presto que pudo de bastimentos, a grandes jornadas marchó al encuentro de Ariovisto.
[37] Haec eodem tempore Caesari mandata referebantur et legati ab Haeduis et a Treveris veniebant: Haedui questum quod Harudes, qui nuper in Galliam transportati essent, fines eorum popularentur: sese ne obsidibus quidem datis pacem Ariovisti redimere potuisse; Treveri autem, pagos centum Sueborum ad ripas Rheni consedisse, qui Rhemum transire conarentur; his praeesse Nasuam et Cimberium fratres. Quibus rebus Caesar vehementer commotus maturandum sibi existimavit, ne, si nova manus Sueborum cum veteribus copiis Ariovisti sese coniunxisset, minus facile resisti posset. Itaque re frumentaria quam celerrime potuit comparata magnis itineribus ad Ariovistum contendit.
XXXVIII. A tres días de marcha tuvo aviso de que Ariovisto iba con todo su ejército a sorprender a Besanzón, plaza muy principal de los secuanos, y que había ya caminado tres jornadas desde sus cuarteles. Juzgaba César que debía precaver con el mayor empeño no se apoderase de aquella ciudad, abastecida cual ninguna de todo género de municiones, y tan bien fortificada por su situación, que ofrecía gran comodidad para mantener la guerra; la ciñe casi totalmente el río Dubis como tirado a compás; y por donde no la baña el río, que viene a ser un espacio de seiscientos pies no más, la cierra un monte muy empinado, cuyas faldas toca el río por las dos puntas. Un muro que lo rodea hace de este monte un alcázar metido en el recinto de la plaza. César, pues, marchando día y noche la vuelta de esta ciudad, la tomó, y puso guarnición en ella.
[38] Cum tridui viam processisset, nuntiatum est ei Ariovistum cum suis omnibus copiis ad occupandum Vesontionem, quod est oppidum maximum Sequanorum, contendere [triduique viam a suis finibus processisse]. Id ne accideret, magnopere sibi praecavendum Caesar existimabat. Namque omnium rerum quae ad bellum usui erant summa erat in eo oppido facultas, idque natura loci sic muniebatur ut magnam ad ducendum bellum daret facultatem, propterea quod flumen [alduas] Dubis ut circino circumductum paene totum oppidum cingit, reliquum spatium, quod est non amplius pedum MDC, qua flumen intermittit, mons continet magna altitudine, ita ut radices eius montis ex utraque parte ripae fluminis contingant, hunc murus circumdatus arcem efficit et cum oppido coniungit. Huc Caesar magnis nocturnis diurnisque itineribus contendit occupatoque oppido ibi praesidium conlocat.
XXXIX. En los pocos días que se detuvo aquí en hacer provisiones de trigo y demás víveres, con ocasión de las preguntas de los nuestros y lo que oyeron exagerar a los galos y negociantes la desmedida corpulencia de los germanos, su increíble valor y experiencia en el manejo de las armas, y cómo en los choques habidos muchas veces con ellos ni aun osaban mirarles a la cara y a los ojos, de repente cayó tal pavor sobre todo el ejército, que consternó no poco los espíritus y corazones de todos. Los primeros a mostrarlo fueron los tribunos y prefectos de la milicia, con otros que, siguiendo desde Roma por amistad a César, abultaban con voces lastimeras el peligro a medida de su corta experiencia en los lances de la guerra. De éstos, pretextando unos una causa, otros, otra de la necesidad de su vuelta, le pedían licencia de retirarse. Algunos, picados de pundonor, por evitar la nota de medrosos quedábanse, sí, mas no acertaban a serenar bien el semblante ni a veces a reprimir las lágrimas; cerrados en sus tiendas o maldecían su suerte, o con sus confidentes se lamentaban de la común desgracia, y entre ellos no se pensaba sino en otorgar testamentos. Con los quejidos y clamores de éstos, insensiblemente iba apoderándose el terror de los soldados más aguerridos, los centuriones y los capitanes de caballería. Los que se preciaban de menos tímidos decían no temer tanto al enemigo como el mal camino, la espesura de los bosques intermedios y la dificultad del transporte de los bastimentos. Ni faltaba quien diese a entender a César que cuando mandase alzar el campo y las banderas, no querrían obedecer los soldados ni llevar los estandartes de puro miedo.
[39] Dum paucos dies ad Vesontionem rei frumentariae commeatusque causa moratur, ex percontatione nostrorum vocibusque Gallorum ac mercatorum, qui ingenti magnitudine corporum Germanos, incredibili virtute atque exercitatione in armis esse praedicabant (saepe numero sese cum his congressos ne vultum quidem atque aciem oculorum dicebant ferre potuisse), tantus subito timor omnem exercitum occupavit ut non mediocriter omnium mentes animosque perturbaret. Hic primum ortus est a tribunis militum, praefectis, reliquisque qui ex urbe amicitiae causa Caesarem secuti non magnum in re militari usum habebant: quorum alius alia causa inlata, quam sibi ad proficiscendum necessariam esse diceret, petebat ut eius voluntate discedere liceret; non nulli pudore adducti, ut timoris suspicionem vitarent, remanebant. Hi neque vultum fingere neque interdum lacrimas tenere poterant: abditi in tabernaculis aut suum fatum querebantur aut cum familiaribus suis commune periculum miserabantur. Vulgo totis castris testamenta obsignabantur. Horum vocibus ac timore paulatim etiam ii qui magnum in castris usum habebant, milites centurionesque quique equitatui praeerant, perturbabantur. Qui se ex his minus timidos existimari volebant, non se hostem vereri, sed angustias itineris et magnitudinem silvarum quae intercederent inter ipsos atque Ariovistum, aut rem frumentariam, ut satis commode supportari posset, timere dicebant. Non nulli etiam Caesari nuntiabant, cum castra moveri ac signa ferri iussisset, non fore dicto audientes milites neque propter timorem signa laturos.
XL. César, en vista de esta consternación, llamando a consejo, a que hizo asistir a centuriones de todas clases, los reprendió ásperamente: «lo primero, porque se metían a inquirir el destino y objeto de su jornada. Que si Ariovisto en su consulado solicitó con tantas veras el favor del Pueblo Romano, ¿cómo cabía en seso de hombre juzgar que tan sin más ni más faltase a su deber? Antes tenía por cierto que sabidas sus demandas, y examinada la equidad de sus condiciones, no había de renunciar su amistad ni la del Pueblo Romano; mas dado que aquel hombre perdiese los estribos y viniese a romper, ¿de qué temblaban tanto?, ¿o por qué desconfiaban de su propio esfuerzo o de la vigilancia del capitán? Ya en tiempo de nuestros padres se hizo prueba de semejantes enemigos, cuando en ocasión de ser derrotados los cimbros y teutones por Cayo Mario,25 la victoria, por opinión común, se debió no menos al ejército que al general. Hízose también no ha mucho en Italia con motivo de la guerra servil,26 en medio de que los esclavos tenían a su favor la disciplina y pericia aprendida de nosotros, donde se pudo echar de ver cuánto vale la constancia; pues a éstos, que desarmados llenaron al principio de un terror pánico a los nuestros, después los sojuzgaron armados y victoriosos. Por último, esos germanos son aquellos mismos a quienes los helvecios han batido en varios encuentros, no sólo en su país, sino también dentro de la Germania misma; los helvecios, digo, que no han podido contrarrestar a nuestro ejército. Si algunos se desalientan por la derrota de los galos, con averiguar el caso, podrán certificarse de cómo Ariovisto al cabo de muchos meses que sin dejarse ver estuvo acuartelado, metido entre pantanos, viendo a los galos aburridos de guerra tan larga, desesperanzados ya de venir con él a las manos y dispersos, asaltándolos de improviso, los venció, más con astucia y maña que por fuerza. Pero el arte que le valió para con esa gente ruda y simple, ni aun él mismo espera le pueda servir contra nosotros. Los que coloran su miedo con la dificultad de las provisiones y de los caminos, manifiestan bien su presunción, mostrando que, o desconfían del general, o quieren darle lecciones, y no hay motivo para lo uno ni para lo otro. Los secuanos, leucos27 y lingones están prontos a suministrar trigo; y ya los frutos están sazonados en los campos. Qué tal sea el camino, ellos mismos lo verán presto; el decir que no habrá quien obedezca ni quiera llevar pendones, nada le inmuta; sabiendo muy bien que, cuando algunos jefes fueron desobedecidos de su ejército, eso provino de que o les faltó la fortuna en algún mal lance, o por alguna extorsión manifiesta descubrieron la codicia. Su desinterés era conocido en toda su vida; notoria su felicidad en la guerra helvecia. Así que iba a ejecutar sin más dilación lo que tenía destinado para otro tiempo; y la noche inmediata de madrugada movería el campo para ver si podía más con ellos el punto y su obligación que el miedo. Y dado caso que nadie le siga, está resuelto a marchar con sólo la legión décima, de cuya lealtad no duda; y ésa será su compañía de guardias». Esta legión le debía particulares finezas, y él se prometía muchísimo de su valor.
[40] Haec cum animadvertisset, convocato consilio omniumque ordinum ad id consilium adhibitis centurionibus, vehementer eos incusavit: primum, quod aut quam in partem aut quo consilio ducerentur sibi quaerendum aut cogitandum putarent. Ariovistum se consule cupidissime populi Romani amicitiam adpetisse; cur hunc tam temere quisquam ab officio discessurum iudicaret? Sibi quidem persuaderi cognitis suis poslulatis atque aequitate condicionum perspecta eum neque suam neque populi Romani gratiam repudiaturum. Quod si furore atque amentia impulsum bellum intulisset, quid tandem vererentur? Aut cur de sua virtute aut de ipsius diligentia desperarent? Factum eius hostis periculum patrum nostrorum memoria Cimbris et Teutonis a C. Mario pulsis [cum non minorem laudem exercitus quam ipse imperator meritus videbatur]; factum etiam nuper in Italia servili tumultu, quos tamen aliquid usus ac disciplina, quam a nobis accepissent, sublevarint. Ex quo iudicari posse quantum haberet in se boni constantia, propterea quod quos aliquam diu inermes sine causa timuissent hos postea armatos ac victores superassent. Denique hos esse eosdem Germanos quibuscum saepe numero Helvetii congressi non solum in suis sed etiam in illorum finibus plerumque superarint, qui tamen pares esse nostro exercitui non potuerint. Si quos adversum proelium et fuga Gallorum commoveret, hos, si quaererent, reperire posse diuturnitate belli defatigatis Gallis Ariovistum, cum multos menses castris se ac paludibus tenuisset neque sui potestatem fecisset, desperantes iam de pugna et dispersos subito adortum magis ratione et consilio quam virtute vicisse. Cui rationi contra homines barbaros atque imperitos locus fuisset, hac ne ipsum quidem sperare nostros exercitus capi posse. Qui suum timorem in rei frumentariae simulationem angustiasque itineris conferrent, facere arroganter, cum aut de officio imperatoris desperare aut praescribere viderentur. Haec sibi esse curae; frumentum Sequanos, Leucos, Lingones subministrare, iamque esse in agris frumenta matura; de itinere ipsos brevi tempore iudicaturos. Quod non fore dicto audientes neque signa laturi dicantur, nihil se ea re commoveri: scire enim, quibuscumque exercitus dicto audiens non fuerit, aut male re gesta fortunam defuisse aut aliquo facinore comperto avaritiam esse convictam. Suam innocentiam perpetua vita, felicitatem Helvetiorum bello esse perspectam. Itaque se quod in longiorem diem conlaturus fuisset repraesentaturum et proxima nocte de quarta, vigilia castra moturum, ut quam primum intellegere posset utrum apud eos pudor atque officium an timor plus valeret. Quod si praeterea nemo sequatur, tamen se cum sola decima legione iturum, de qua non dubitet, sibique eam praetoriam cohortem futuram. Huic legioni Caesar et indulserat praecipue et propter virtutem confidebat maxime.
XLI. En virtud de este discurso se trocaron maravillosamente los corazones de todos, y concibieron gran denuedo con vivos deseos de continuar la guerra. La legión décima fue la primera en darle por sus tribunos las gracias por el concepto ventajosísimo que tenía de ella, asegurando estar prontísima a la empresa. Tras ésta luego las demás por medio de sus decuriones y oficiales de primera graduación dieron satisfacción a César, protestando que jamás tuvieron ni recelo, ni temor, ni pensaron sujetar a su juicio, sino al del general, la dirección de la campaña. Admitidas sus disculpas, y habiendo interrogado sobre los caminos a Diviciaco, de quien se fiaba más que de los otros galos, con un rodeo de casi cuarenta millas, a trueque de llevar el ejército por lo llano, al romper del alba, conforme había dicho, se puso en marcha. Y como no la interrumpiese, al séptimo día le informaron los batidores que las tropas de Ariovisto distaban de las nuestras veinticuatro millas.
[41] Hac oratione habita mirum in modum conversae sunt omnium mentes summaque alacritas et cupiditas belli gerendi innata est, princepsque X. legio per tribunos militum ei gratias egit quod de se optimum iudicium fecisset, seque esse ad bellum gerendum paratissimam confirmavit. Deinde reliquae legiones cum tribunis militum et primorum ordinum centurionibus egerunt uti Caesari satis facerent: se neque umquam dubitasse neque timuisse neque de summa belli suum iudicium sed imperatoris esse existimavisse. Eorum satisfactione accepta et itinere exquisito per Diviciacum, quod ex Gallis ei maximam fidem habebat, ut milium amplius quinquaginta circuitu locis apertis exercitum duceret, de quarta vigilia, ut dixerat, profectus est. Septimo die, cum iter non intermitteret, ab exploratoribus certior factus est Ariovisti copias a nostris milia passuum IIII et XX abesse.
XLII. Noticioso Ariovisto de la venida de César, envíale una embajada, ofreciéndose por su parte a la conferencia antes solicitada, ya que se había él acercado, y juzgaba poderlo hacer sin riesgo de su persona. No se negó César, y ya empezaba a creer que Ariovisto iba entrando en seso, pues de grado se ofrecía a lo que antes se había resistido siendo rogado, y concebía grandes esperanzas de que a la luz de tantos beneficios suyos y del pueblo romano, oídas sus pretensiones, depondría en fin su terquedad. Aplazáronse las vistas para de allí a cinco días. Mientras tanto, yendo y viniendo frecuentemente mensajeros de un campo al otro, pidió Ariovisto que César no llevase consigo a la conferencia gente de a pie; viniesen ambos con guardias montadas, que de otra suerte él no iría, pues se recelaba de alguna sorpresa. César, que ni quería se malograse la conferencia por ningún pretexto, ni osaba fiar su persona de la caballería galicana, tomó como más seguro el partido de apear a los galos de sus caballos, montando en ellos a los soldados de la legión décima, de quien estaba muy satisfecho, para tener en cualquier lance una guardia de toda confianza. Al tiempo de montar dijo donosamente un soldado de dicha legión: «Mucho más hace César de lo que prometió: prometió hacernos guardias, y he aquí que nos hace caballeros. »
[42] Cognito Caesaris adventu Ariovistus legatos ad eum mittit: quod antea de conloquio postulasset, id per se fieri licere, quoniam propius accessisset seque id sine periculo facere posse existimaret. Non respuit condicionem Caesar iamque eum ad sanitatem reverti arbitrabatur, cum id quod antea petenti denegasset ultro polliceretur, magnamque in spem veniebat pro suis tantis populique Romani in eum beneficiis cognitis suis postulatis fore uti pertinacia desisteret. Dies conloquio dictus est ex eo die quintus. Interim saepe cum legati ultro citroque inter eos mitterentur, Ariovistus postulavit ne quem peditem ad conloquium Caesar adduceret: vereri se ne per insidias ab eo circumveniretur; uterque cum equitatu veniret: alia ratione sese non esse venturum. Caesar, quod neque conloquium interposita causa tolli volebat neque salutem suam Gallorum equitatui committere audebat, commodissimum esse statuit omnibus equis Gallis equitibus detractis eo legionarios milites legionis X., cui quam maxime confidebat, imponere, ut praesidium quam amicissimum, si quid opus facto esset, haberet. Quod cum fieret, non inridicule quidam ex militibus X. legionis dixit: plus quam pollicitus esset Caesarem facere; pollicitum se in cohortis praetoriae loco X. legionem habiturum ad equum rescribere.
XLIII. Había casi en medio de los dos ejércitos una gran llanura, y en tila un altozano de capacidad competente. Aquí se juntaron a vistas según lo acordado. César colocó la legión montada a doscientos pasos de este sitio. A igual distancia se apostó Ariovisto con los suyos, pidiendo que la conferencia fuese a caballo, y cada uno condujese a ella consigo diez soldados. Luego que allí se vieron, comenzó César la plática, recordándole sus beneficios y los del Senado, como el haberle honrado con el título de rey, de amigo, enviándole espléndidos regalos28; distinción usada de los romanos solamente con pocos, y ésos muy beneméritos; cuando él, sin recomendación ni motivo particular de pretenderlo, por mero favor y liberalidad suya y del Senado, había conseguido estas mercedes. Informábale también de los antiguos y razonables empeños contraídos con los eduos; cuántos decretos del Senado, cuántas veces y con qué términos tan honoríficos se habían promulgado en favor de ellos; cómo siempre los eduos, aun antes de solicitar nuestra amistad, tuvieron la primacía de toda la Galia; ser costumbre del Pueblo Romano el procurar que sus aliados y amigos, lejos de padecer menoscabo alguno, medren en estimación, dignidad y grandeza. ¿Cómo, pues, se podría sufrir los despojasen de lo que habían llevado a la alianza con el Pueblo Romano? Finalmente insistió en pedir las mismas condiciones ya propuestas por sus embajadores: que no hiciese guerra a los eduos ni a sus aliados; que le restituyese los rehenes, y caso que no pudiera despedir ninguna partida de los germanos, a lo menos no permitiese que pasasen otros el Rin.
[43] Planities erat magna et in ea tumulus terrenus satis grandis. Hic locus aequum fere spatium a castris Ariovisti et Caesaris aberat. Eo, ut erat dictum, ad conloquium venerunt. Legionem Caesar, quam equis devexerat, passibus CC ab eo tumulo constituit. Item equites Ariovisti pari intervallo constiterunt. Ariovistus ex equis ut conloquerentur et praeter se denos ad conloquium adducerent postulavit. Ubi eo ventum est, Caesar initio orationis sua senatusque in eum beneficia commemoravit, quod rex appellatus esset a senatu, quod amicus, quod munera amplissime missa; quam rem et paucis contigisse et pro magnis hominum officiis consuesse tribui docebat; illum, cum neque aditum neque causam postulandi iustam haberet, beneficio ac liberalitate sua ac senatus ea praemia consecutum. Docebat etiam quam veteres quamque iustae causae necessitudinis ipsis cum Haeduis intercederent, quae senatus consulta quotiens quamque honorifica in eos facta essent, ut omni tempore totius Galliae principatum Haedui tenuissent, prius etiam quam nostram amicitiam adpetissent. Populi Romani hanc esse consuetudinem, ut socios atque amicos non modo sui nihil deperdere, sed gratia, dignitate, honore auctiores velit esse; quod vero ad amicitiam populi Romani attulissent, id iis eripi quis pati posset? Postulavit deinde eadem quae legatis in mandatis dederat: ne aut Haeduis aut eorum sociis bellum inferret, obsides redderet, si nullam partem Germanorum domum remittere posset, at ne quos amplius Rhenum transire pateretur.
XLIV. Ariovisto respondió brevemente a las proposiciones de César, y alargóse mucho en ensalzar sus hazañas: «que había pasado el Rin, no por propio antojo, sino a ruegos e instancias de los galos; que tampoco abandonó su casa y familia sin esperanza bien fundada de grande recompensa; que tenía en la Galia las habitaciones concedidas por los mismos naturales, los rehenes dados voluntariamente; por derecho de conquista cobraba el tributo que los vencedores suelen imponer a los vencidos; que no movió él la guerra a los galos, sino los galos a él, conspirando aunados todos y provocándole al combate; que todas estas tropas desbarató y venció en sola una batalla; que si quieren otra vez tentar fortuna, está pronto a la contienda, mas si prefieren la paz, no es justo le nieguen el tributo que habían pagado hasta entonces de su propia voluntad; que la amistad del Pueblo Romano debía redundar en honra y ventaja suya, no en menoscabo, pues con este fin la pretendió; que si los romanos le quitan el tributo y los vasallos tan presto, renunciaría su amistad como la había solicitado. El conducir tropas de Germania era para su propia seguridad, no para la invasión de la Galia; prueba era de ello no haber venido sino llamado, y que su guerra no había sido ofensiva, sino defensiva; que entró él en la Galia antes que el Pueblo Romano; que jamás hasta ahora el ejército de los romanos había salido de los confines de su provincia. Pues ¿qué pretende?, ¿por qué se mete en sus posesiones? Que tan suya es esta parte de la Galia, como es nuestra aquélla; que así como él no tiene derecho a invadir nuestro distrito, del mismo modo tampoco le teníamos nosotros para inquietarle dentro de su jurisdicción. En orden a lo que decía, que los eduos, por decreto del Senado, gozaban el fuero de amigos, no se hallaba él tan ignorante de lo que pasaba por el mundo que no supiese cómo ni los eduos socorrieron a los romanos en la última guerra29 con los alóbroges, ni los romanos a los eduos en las que habían tenido con él y con los secuanos; de que debía sospechar que César, con capa de amistad, mantiene su ejército en la Galia con el fin de oprimirle; que si no se retira, o saca las tropas de estos contornos, le tratará como a enemigo declarado, y si logra él matarle, complacerá en ello a muchos caballeros y señores principales de Roma, que así se lo tienen asegurado por sus expresos, y con su muerte se ganará la gracia y amistad de todos éstos; pero si se retira, dejándole libre la posesión de la Galia, se lo pagará con grandes servicios, y cuantas guerras se le ofrezcan se las dará concluidas, sin que nada le cuesten».
[44] Ariovistus ad postulata Caesaris pauca respondit, de suis virtutibus multa praedicavit: transisse Rhenum sese non sua sponte, sed rogatum et arcessitum a Gallis; non sine magna spe magnisque praemiis domum propinquosque reliquisse; sedes habere in Gallia ab ipsis concessas, obsides ipsorum voluntate datos; stipendium capere iure belli, quod victores victis imponere consuerint. Non sese Gallis sed Gallos sibi bellum intulisse: omnes Galliae civitates ad se oppugnandum venisse ac contra se castra habuisse; eas omnes copias a se uno proelio pulsas ac superatas esse. Si iterum experiri velint, se iterum paratum esse decertare; si pace uti velint, iniquum esse de stipendio recusare, quod sua voluntate ad id tempus pependerint. Amicitiam populi Romani sibi ornamento et praesidio, non detrimento esse oportere, atque se hac spe petisse. Si per populum Romanum stipendium remittatur et dediticii subtrahantur, non minus libenter sese recusaturum populi Romani amicitiam quam adpetierit. Quod multitudinem Germanorum in Galliam traducat, id se sui muniendi, non Galliae oppugnandae causa facere; eius rei testimonium esse quod nisi rogatus non venerit et quod bellum non intulerit sed defenderit. Se prius in Galliam venisse quam populum Romanum. Numquam ante hoc tempus exercitum populi Romani Galliae provinciae finibus egressum. Quid sibi vellet? Cur in suas possessiones veniret? Provinciam suam hanc esse Galliam, sicut illam nostram. Ut ipsi concedi non oporteret, si in nostros fines impetum faceret, sic item nos esse iniquos, quod in suo iure se interpellaremus. Quod fratres a senatu Haeduos appellatos diceret, non se tam barbarum neque tam imperitum esse rerum ut non sciret neque bello Allobrogum proximo Haeduos Romanis auxilium tulisse neque ipsos in iis contentionibus quas Haedui secum et cum Sequanis habuissent auxilio populi Romani usos esse. Debere se suspicari simulata Caesarem amicitia, quod exercitum in Gallia habeat, sui opprimendi causa habere. Qui nisi decedat atque exercitum deducat ex his regionibus, sese illum non pro amico sed pro hoste habiturum. Quod si eum interfecerit, multis sese nobilibus principibusque populi Romani gratum esse facturum (id se ab ipsis per eorum nuntios compertum habere), quorum omnium gratiam atque amicitiam eius morte redimere posset. Quod si decessisset et liberam possessionem Galliae sibi tradidisset, magno se illum praemio remuneraturum et quaecumque bella geri vellet sine ullo eius labore et periculo confecturum.
XLV. Alegó César muchas razones en prueba de que no podía desistir de la empresa: «que tampoco era conforme a su proceder ni al del Pueblo Romano el desamparar unos aliados que se habían portado tan bien; ni entendía cómo la Galia fuese más de Ariovisto que del Pueblo Romano; sabía, sí, que Quinto Fabio Máximo sujetó por armas a los de Alvernia y Ruerga30; si bien por indulto y gracia que les hizo el Pueblo Romano no los redujo a provincia,31 ni hizo tributarios. Con que si se debe atender a la mayor antigüedad, el imperio romano en la Galia se funda en justísimo derecho; si se ha de estar al juicio del Senado, la Galia debe ser libre; pues, sin embargo, de la conquista quiso que se gobernase por sus leyes».
[45] Multa a Caesare in eam sententiam dicta sunt quare negotio desistere non posset: neque suam neque populi Romani consuetudinem pati ut optime meritos socios desereret, neque se iudicare Galliam potius esse Ariovisti quam populi Romani. Bello superatos esse Arvernos et Rutenos a Q. Fabio Maximo, quibus populus Romanus ignovisset neque in provinciam redegisset neque stipendium posuisset. Quod si antiquissimum quodque tempus spectari oporteret, populi Romani iustissimum esse in Gallia imperium; si iudicium senatus observari oporteret, liberam debere esse Galliam, quam bello victam suis legibus uti voluisset.
XLVI. En estas razones estaban cuando avisaron a César que la caballería de Ariovisto, acercándose a la colina, venía para los nuestros arrojando piedras y dardos. Dejó César la plática y se retiró a los suyos, ordenándoles no disparase ni un tiro contra los enemigos; porque, si bien estaba cierto de que con su legión escogida no tenía que temer a la caballería de Ariovisto, todavía no juzgaba conveniente dar ocasión a que, batidos los contrarios, se pudiese decir que, por fiarse de su palabra, fueron sorprendidos a traición. Cuando entre los soldados corrió la voz del orgullo con que Ariovisto excluía de toda la Galia a los romanos; cómo sus caballos se habían desmandado contra los nuestros, y que con tal insulto se cortó la conferencia, se encendió en el ejército mucho mayor coraje, y deseo más ardiente de venir a las manos con el enemigo.
[46] Dum haec in conloquio geruntur, Caesari nuntiatum est equites Ariovisti propius tumulum accedere et ad nostros adequitare, lapides telaque in nostros coicere. Caesar loquendi finem fecit seque ad suos recepit suisque imperavit ne quod omnino telum in hostes reicerent. Nam etsi sine ullo periculo legionis delectae cum equitatu proelium fore videbat, tamen committendum non putabat ut, pulsis hostibus, dici posset eos ab se per fidem in conloquio circumventos. Postea quam in vulgus militum elatum est qua arrogantia in conloquio Ariovistus usus omni Gallia Romanis interdixisset, impetumque in nostros eius equites fecissent, eaque res conloquium ut diremisset, multo maior alacritas studiumque pugnandi maius exercitui iniectum est.
XLVII. Dos días después Ariovisto despachó a César otra embajada sobre que quería tratar con él de las condiciones entre ambos entabladas y no concluidas; que de nuevo señalase día para las vistas, o cuando menos, le enviase alguno de sus lugartenientes. El abocarse con él no pareció del caso a César, y más cuando el día antes no pudieron los germanos contenerse sin disparar contra los nuestros. Enviarle de los suyos un emisario, en su sentir era lo mismo que entregarlo a ojos vistas a las garras de hombres más fieros que las fieras. Tuvo por más acertado el valerse para esto de Cayo Valerio Procilo, hijo de Cayo Valerio Caburo, joven muy virtuoso y apacible (cuyo padre obtuvo de Cayo Valerio Flaco los derechos de ciudadano romano), lo uno por su lealtad y pericia en la lengua galicana, que ya por el largo uso era casi familiar a Ariovisto, y lo otro por ser persona a quien los germanos no tenían motivo de hacer vejación alguna, enviándolo con Marco Meció, huésped que había sido de Ariovisto. Encomendóles que se informasen de las pretensiones de Ariovisto, y volviesen con la razón de ellas. Ariovisto que los vio cerca de sí en los reales, dijo a voces, oyéndolo su ejército: « ¿A qué venís aquí?, ¿acaso por espías?» Queriendo satisfacerle, los atajó y puso en prisiones.
[47] Biduo post Ariovistus ad Caesarem legatos misit: velle se de iis rebus quae inter eos egi coeptae neque perfectae essent agere cum eo: uti aut iterum conloquio diem constitueret aut, si id minus vellet, ex suis legatis aliquem ad se mitteret. Conloquendi Caesari causa visa non est, et eo magis quod pridie eius diei Germani retineri non potuerant quin tela in nostros coicerent. Legatum ex suis sese magno cum periculo ad eum missurum et hominibus feris obiecturum existimabat. Commodissimum visum est C. Valerium Procillum, C. Valerii Caburi filium, summa virtute et humanitate adulescentem, cuius pater a C. Valerio Flacco civitate donatus erat, et propter fidem et propter linguae Gallicae scientiam, qua multa iam Ariovistus longinqua consuetudine utebatur, et quod in eo peccandi Germanis causa non esset, ad eum mittere, et una M. Metium, qui hospitio Ariovisti utebatur. His mandavit quae diceret Ariovistus cognoscerent et ad se referrent. Quos cum apud se in castris Ariovistus conspexisset, exercitu suo praesente conclamavit: quid ad se venirent? an speculandi causa? Conantes dicere prohibuit et in catenas coniecit.
XLVIII. Ese día levantó el campo, y se alojó a la falda de un monte a seis millas de las reales de César. Al siguiente condujo a sus tropas por delante del alojamiento de César, y acampó dos millas más allá con el fin de interceptar los víveres que veían de los secuanos y eduos. César cinco días consecutivos presentó el ejército armado y ordenadas las tropas, con la mira de que si Ariovisto quisiese dar batalla, no tuviese excusa. Todos esos días mantuvo Ariovisto quieta su infantería dentro de los reales, escaramuzando diariamente con la caballería. El modo de pelear en que se habían industriado los germanos era éste: seis mil caballos iban escoltados de otros tantos infantes, los más ligeros y bravos, que los mismos de a caballo elegían privadamente cada uno el suyo. Con éstos entraban en batalla; a éstos se acogían; éstos les socorrían en cualquier lance. Si algunos, heridos gravemente, caían del caballo, luego estaban allí para cubrirlos. En las marchas forzadas, en las retiradas más presurosas, era tanta su ligereza por el continuo ejercicio, que agarrados a la crin de los caballos corrían parejas con ellos.
[48] Eodem die castra promovit et milibus passuum VI a Caesaris castris sub monte consedit. Postridie eius diei praeter castra Caesaris suas copias traduxit et milibus passuum duobus ultra eum castra fecit eo consilio uti frumento commeatuque qui ex Sequanis et Haeduis supportaretur Caesarem intercluderet. Ex eo die dies continuos V Caesar pro castris suas copias produxit et aciem instructam habuit, ut, si vellet Ariovistus proelio contendere, ei potestas non deesset. Ariovistus his omnibus diebus exercitum castris continuit, equestri proelio cotidie contendit. Genus hoc erat pugnae, quo se Germani exercuerant: equitum milia erant VI, totidem numero pedites velocissimi ac fortissimi, quos ex omni copia singuli singulos suae salutis causa delegerant: cum his in proeliis versabantur, ad eos se equites recipiebant; hi, si quid erat durius, concurrebant, si qui graviore vulnere accepto equo deciderat, circumsistebant; si quo erat longius prodeundum aut celerius recipiendum, tanta erat horum exercitatione celeritas ut iubis sublevati equorum cursum adaequarent.
XLIX. Viendo César que Ariovisto se hacía fuerte en las trincheras, para que no prosiguiese en interceptarle los víveres, escogió lugar más oportuno como seiscientos pasos más allá de los germanos, adonde fue con el ejército dividido en tres escuadrones. Al primero y segundo mandó estar sobre las armas, al tercero fortificar el campo, que, como se ha dicho, distaba del enemigo cosa de seiscientos pasos. Ariovisto destacó al punto contra él dieciséis mil soldados ligeros con toda su caballería, y con orden de dar una alarma a los nuestros y estorbar los trabajos. Firme César en su designio, encargó a los dos escuadrones que rebatiesen al enemigo, mientras el tercero se ocupaba en trabajar. Fortificados estos reales, dejó en ellos dos legiones con parte de sus tropas auxiliares, volviéndose al alojamiento principal con las otras cuatro.
[49] Ubi eum castris se tenere Caesar intellexit, ne diutius commeatu prohiberetur, ultra eum locum, quo in loco Germani consederant, circiter passus DC ab his, castris idoneum locum delegit acieque triplici instructa ad eum locum venit. Primam et secundam aciem in armis esse, tertiam castra munire iussit. [Hic locus ab hoste circiter passus DC, uti dictum est, aberat.] Eo circiter hominum XVI milia expedita cum omni equitatu Ariovistus misit, quae copiae nostros terrerent et munitione prohiberent. Nihilo setius Caesar, ut ante constituerat, duas acies hostem propulsare, tertiam opus perficere iussit. Munitis castris duas ibi legiones reliquit et partem auxiliorum, quattuor reliquas legiones in castra maiora reduxit.
XLX. Al día siguiente César, como lo tenía de costumbre, sacó de los dos campos su gente, la ordenó a pocos pasos del principal, y presentó batalla al enemigo; mas visto que ni por eso se movía, ya cerca del mediodía recogió los suyos a los reales. Entonces por fin Ariovisto destacó parte de sus tropas a forzar las trincheras de nuestro segundo campo; peleóse con igual brío por ambas partes hasta la noche, cuando Ariovisto, dadas y recibidas muchas heridas, tocó la retirada. Inquiriendo César de los prisioneros la causa de no querer pelear Ariovisto, entendió ser cierta usanza de los germanos que sus mujeres hubiesen de decidir por suertes divinatorias si convenía, o no, dar la batalla, y que al presente decían: «no poder los germanos ganar la victoria si antes de la luna nueva daban la batalla».
[50] Proximo die instituto suo Caesar ex castris utrisque copias suas eduxit paulumque a maioribus castris progressus aciem instruxit hostibusque pugnandi potestatem fecit. Ubi ne tum quidem eos prodire intellexit, circiter meridiem exercitum in castra reduxit. Tum demum Ariovistus partem suarum copiarum, quae castra minora oppugnaret, misit. Acriter utrimque usque ad vesperum pugnatum est. Solis occasu suas copias Ariovistus multis et inlatis et acceptis vulneribus in castra reduxit. Cum ex captivis quaereret Caesar quam ob rem Ariovistus proelio non decertaret, hanc reperiebat causam, quod apud Germanos ea consuetudo esset ut matres familiae eorum sortibus et vaticinationibus declararent utrum proelium committi ex usu esset necne; eas ita dicere: non esse fas Germanos superare, si ante novam lunam proelio contendissent.
LI. Al otro día César, dejando en los dos campos la guarnición suficiente, colocó los auxiliares delante del segundo a la vista del enemigo, para suplir en apariencia el número de los soldados legionarios, que en la realidad era inferior al de los enemigos. Él mismo en persona, formado su ejército en tres columnas, fue avanzando hasta las trincheras contrarias. Los germanos, entonces, a más no poder salieron fuera, repartidos por naciones a trechos iguales, harudes, marcómanos, tribocos, vangiones, nemetes, sedusios y suevos, cercando todas las tropas con carretas y carros para que ninguno librase la esperanza en la fuga. Encima de los carros pusieron a las mujeres, las cuales desmelenado el cabello y llorando amargamente, al desfilar los soldados, los conjuraban que no las abandonasen a la tiranía de los romanos.
[51] Postridie eius diei Caesar praesidio utrisque castris quod satis esse visum est reliquit, alarios omnes in conspectu hostium pro castris minoribus constituit, quod minus multitudine militum legionariorum pro hostium numero valebat, ut ad speciem alariis uteretur; ipse triplici instructa acie usque ad castra hostium accessit. Tum demum necessario Germani suas copias castris eduxerunt generatimque constituerunt paribus intervallis, Harudes, Marcomanos, Tribocos, Vangiones, Nemetes, Sedusios, Suebos, omnemque aciem suam raedis et carris circumdederunt, ne qua spes in fuga relinqueretur. Eo mulieres imposuerunt, quae ad proelium proficiscentes milites passis manibus flentes implorabant ne se in servitutem Romanis traderent.
LII. César señaló a cada legión su legado y cuestor, como por testigos del valor con que cada cual se portara; y empezó el ataque desde su ala derecha, por haber observado caer allí la parte más débil del enemigo. Con eso los nuestros, dada la señal, acometieron con gran denuedo. Los enemigos de repente se adelantaron corriendo, para que a los nuestros no quedase lugar bastante a disparar sus lanzas. Inutilizadas éstas, echaron mano de las espadas. Mas los germanos, abroquelándose prontamente conforme a su costumbre, recibieron los primeros golpes. Hubo varios de los nuestros que saltando sobre la empavesada de los enemigos y arrancándoles los escudos de las manos, los herían desde encima. Derrotados y puestos en fuga en su ala izquierda los enemigos, daban mucho quehacer en la derecha a los nuestros por su muchedumbre. Advirtiéndolo Publio Craso el mozo, que mandaba la caballería, por no estar empeñado en la acción como los otros, destacó el tercer escuadrón a socorrer a los que peligraban de los nuestros.
[52] Caesar singulis legionibus singulos legatos et quaestorem praefecit, uti eos testes suae quisque virtutis haberet; ipse a dextro cornu, quod eam partem minime firmam hostium esse animadverterat, proelium commisit. Ita nostri acriter in hostes signo dato impetum fecerunt itaque hostes repente celeriterque procurrerunt, ut spatium pila in hostes coiciendi non daretur. Relictis pilis comminus gladiis pugnatum est. At Germani celeriter ex consuetudine sua phalange facta impetus gladiorum exceperunt. Reperti sunt complures nostri qui in phalanga insilirent et scuta manibus revellerent et desuper vulnerarent. Cum hostium acies a sinistro cornu pulsa atque in fugam coniecta esset, a dextro cornu vehementer multitudine suorum nostram aciem premebant. Id cum animadvertisset P. Crassus adulescens, qui equitatui praeerat, quod expeditior erat quam ii qui inter aciem versabantur, tertiam aciem laborantibus nostris subsidio misit.
LIII. Con lo cual se rehicieron, y todos los enemigos volvieron las espaldas; ni cesaron de huir hasta tropezar con el Rin, distante allí poco menos de cincuenta millas, donde fueron pocos los que se salvaron, unos a nado a fuerza de brazos, y otros en canoas que allí encontraron. Uno de éstos fue Ariovisto, que hallando a la orilla del río una barquilla, pudo escaparse en ella. Todos los demás, alcanzados de nuestra caballería, fueron pasados a cuchillo. Perecieron en la fuga dos mujeres de Ariovisto; la una de nación sueva, que había traído consigo de Germania, nórica la otra, hermana del rey Voción, que se la envió a la Galia por esposa. De dos hijas de éstas una fue muerta, otra presa. Cayo Valerio Procilo, a quien sus guardas conducían en la huida atado con tres cadenas, dio en manos de César, siguiendo el alcance de la caballería; encuentro que para César fue de no menos gozo que la victoria misma, por ver libre de las garras de los enemigos y restituido a su poder el hombre más honrado de nuestra provincia, huésped suyo y amigo íntimo; con cuya libertad dispuso la fortuna que no faltase circunstancia alguna de contento y parabienes a esta victoria. Contaba él cómo por tres veces a su vista echaron suertes sobre si luego le habían de quemar vivo o reservarlo para otro tiempo, y que a las suertes debía la vida. Hallaron asimismo a Marco Meció, y trajéronsele a César.
[53] Ita proelium restitutum est, atque omnes hostes terga verterunt nec prius fugere destiterunt quam ad flumen Rhenum milia passuum ex eo loco circiter L pervenerunt. Ibi perpauci aut viribus confisi tranare contenderunt aut lintribus inventis sibi salutem reppererunt. In his fuit Ariovistus, qui naviculam deligatam ad ripam nactus ea profugit; reliquos omnes consecuti equites nostri interfecerunt. Duae fuerunt Ariovisti uxores, una Sueba natione, quam domo secum eduxerat, altera Norica, regis Voccionis soror, quam in Gallia duxerat a fratre missam: utraque in ea fuga periit; duae filiae: harum altera occisa, altera capta est. C. Valerius Procillus, cum a custodibus in fuga trinis catenis vinctus traheretur, in ipsum Caesarem hostes equitatu insequentem incidit. Quae quidem res Caesari non minorem quam ipsa victoria voluptatem attulit, quod hominem honestissimum provinciae Galliae, suum familiarem et hospitem, ereptum ex manibus hostium sibi restitutum videbat neque eius calamitate de tanta voluptate et gratulatione quicquam fortuna deminuerat. Is se praesente de se ter sortibus consultum dicebat, utrum igni statim necaretur an in aliud tempus reservaretur: sortium beneficio se esse incolumem. Item M. Metius repertus et ad eum reductus est.
LIV. Esparcida la fama de esta victoria por la otra parte del Rin, los suevos acampados en las riberas trataron de dar la vuelta a sus casas; los ubios, habitantes de aquelias cercanías, que los vieron huir amedrentados, siguieron al alcance y mataron a muchos de ellos. César, concluidas dos guerras de la mayor importancia en un solo verano, más temprano de lo que pedía la estación, retiró su ejército a los cuarteles de invierno en los secuanos, y dejándolos a cargo de Labieno, él marchó la vuelta de la Galia Cisalpina a presidir las juntas.
[54] Hoc proelio trans Rhenum nuntiato, Suebi, qui ad ripas Rheni venerant, domum reverti coeperunt; quos ubi qui proximi Rhenum incolunt perterritos senserunt, insecuti magnum ex iis numerum occiderunt. Caesar una aestate duobus maximis bellis confectis maturius paulo quam tempus anni postulabat in hiberna in Sequanos exercitum deduxit; hibernis Labienum praeposuit; ipse in citeriorem Galliam ad conventus agendos profectus est.

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