lunes, 2 de abril de 2012

Vuelvo a reconciliarme con el mundo

Cuando ya no haya fuerzas para dar más de mí, no juraré nada.
Si juré lo imposible y mi palabra dejó de valer,
entenderán, espero, la razón por la que juré lo imposible.
El mundo me devolvió lágrimas por sonrisas,
me dió satisfacciones, sí, pero con el coste de perder la presencia de colegas que, de repente, cambiaron sus premisas.
El mundo me trajo amor, me sentí dichoso, y luego se lo llevó, voló liviano como hada.
Me compensó, piensa él, con desfases y risas, creo que eso me hizo un chaval risible (con sus dos acepciones).
El mundo me rajó el alma muchas veces, cuando dejé atrás amistades sin quererlo, y me dió dolores de cabeza, sin buscarlos.
Me parece, que se compadeció (un poco) de este chavea que les escribe, pues decidió que le daría cierta capacidad para saber salir de líos gordos sin demasiadas cicatrices (del tipo que sean).
Me dió una familia y unos amigos, sin los que no sería más que un pobre golfo drogado por medias verdades, siguiendo absurdas directrices.
Me quitó la inocencia de la niñez demasiado rápido, eso me jode, pues me dejó caer en el "barro" y no fue él precisamente quien me vino a recoger.
Me otorgó entereza y una suerte de "saber estar", a la vez que cierta locura y letargo intelectual (los lunes por la mañana, por ejemplo).
Creo que me hizo un tiparraco más o menos directo, aunque eso no siempre sea bueno, porque también me quiso proveer de un léxico escatológico que me cuesta contener muchas veces.
Decidió que iba a ser libra, pero no me concedió la capacidad de juzgar,de manera diáfana, el bien y el mal (tampoco quería dedicarme al derecho, pero vamos).
Y a todo esto, el mundo me sigue dando cosas, y yo las recibo, algunas veces voy a reclamarlas, pero ya no están, otras veces sí (¡y me alegro tanto!), al fin y al cabo siempre ocurre algo en este curso vital y eso es lo que me hace prometer lo que a priori parece una bobada.

Sí, he vuelto a reconciliarme contigo, viejo amigo.

viernes, 23 de marzo de 2012

Tu Azul es el mar que baña mi alma

Eres la sonrisa por la que suspirarían mil poetas
Tú eres mi quién y eres mi cuándo
Quien recibe un beso de tus labios y de tu lengua bebe acompasando
Me das la inspiración, tus ojos son dos azules saetas, en el pecho de este pobre poeta.
Da la hora el reloj, el tiempo te aleja y el minutero sigue contando
La espera merecerá la pena si tú estás
Vida eres para mí una constelación de estrellas, alejas mis penas, un ángel eres y no estoy soñando.